Capítulo 6

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—¿Sigue durmiendo? —Taylor le susurra a sus compañeros esbozando una sonrisa en sus labios a medida que se va acercando a la puerta.

—Sí. Hagamos esto rápido —le responde Javier mostrándose un poco tenso, teniendo en cuenta el lugar en el que están.

Los jóvenes se dirigen con cuidado a la habitación donde duermen los chicos y se van acercando poco a poco. Elizabeth se adelanta hasta la entrada y está abriendo lentamente la puerta. Ellos acaban de entrar y se posicionan al lado de la cama donde se encuentra Manuel durmiendo.

—¡Sorpresa! —gritaron con mucho entusiasmo. Aunque fue tan repentino que Manuel se acaba de caer de la cama y levanta su mirada para ver que solo se trata de sus compañeros.

—Feliz cumpleaños amigo. —Jackson lo ayuda a levantarse.

—Gracias chicos, nada en el mundo podrá arruinar este momento.

—¡Feliz funeral! —Misterio se ríe a pesar de que a los demás no les hace gracia.

—Creo que me equivoqué —dice Manuel en voz baja—. ¿Y tú cómo sabes que hoy es mi cumpleaños?

—Querido, yo sé todo sobre ustedes —le contesta Misterio—. Por ejemplo: Sé que estudiaste en tres escuelas diferentes, vives con tu abuela desde los siete años junto con tu tío porque mataron a tus padres en un ataque terrorista. Quieres terminar tus estudios para ser médico, y tuviste alrededor de seis mascotas que eran dos perros, tres gatos, y un hámster. Todos ellos con los nombres de tus personajes favoritos de una serie que nadie recuerda y que, personalmente, me pareció algo muy estúpido.

—¡Eso es acoso! —grita Ámbar asustada.

—Isi is acosi —repite Misterio con su mano simulando un títere para luego añadir—: Como si las redes sociales hicieran una maravilla. Mejor sigamos con lo que importa. Manuel, te tengo una sorpresa que tiene que ver con lo que harán hoy. Pero para esto, necesito que vayas con tus amigos hacia la puerta roja. —Tal y como lo acaba de decir Misterio, ellos se dirigen al lugar de la puerta roja. Llegan, abren la puerta y se quedan perplejos.

—No. Puede. Ser —dice Gabriela también impactada.

En el día de hoy los jóvenes se encuentran en un cuarto enorme que cuenta con varias minas marinas de uso naval que son utilizadas contra buques de guerra o submarinos de fuerzas enemigas. Algunas se balancean de un lado a otro mientras que las otras simplemente están colgando. Y para la ocasión, Misterio las mandó a envolver como si de regalos se tratasen. 

«¿Cómo un criminal tan peligroso como él logró conseguir armamento militar?», se preguntaron mirándose los unos a los otros. Pero solo se puede decir que Misterio tiene sus métodos.

—¿Te gusta?... Seguro que sí —dijo Misterio para, ahora sí, referirse al grupo completo, cambiando el tono de su voz por uno más autoritario—: Como saben, tienen que llegar a la zona segura que está situada al otro lado del lugar. Supongo que no será ningún problema para ustedes, teniendo en cuenta cuánto han durado hasta ahora. Por ende, pueden comenzar.

Los jóvenes tienen que usar su poca experiencia para pasar este reto. Lo primero que se les vino a la cabeza fue ir por abajo, pero el espacio entre el suelo y las bombas es demasiado estrecho, por lo que sería muy arriesgado si quiera intentarlo.

—Siendo sincero... —Esquiva una de las bombas—: Este es el cumpleaños más extremo que he tenido.

—Alguien que le de un premio a este muchacho por su optimismo —dice Misterio—. Con esa actitud, creo que no serás el primero en morir.

Javier rodea, Elizabeth esquiva y así va el resto. El pánico está presente en el lugar, pero parecen estar entendiendo. Sin embargo, no todo parece ir bien para algunos.

—¡Cuidado!

—¿Eh?

Alexander se dio cuenta de que Gabriela está a punto de chocar con una de las bombas. Pero Gabriela está tan enfocada en lo que viene adelante que no le presta atención a lo que viene a su derecha. Alexander intenta ir tan rápido como puede para quitarla de ahí sin importarle su propia vida. Lo logra y ambos siguen corriendo hacia la zona segura.

—Gracias Alex. —Gabriela le agradece con una enorme felicidad. A lo que Alex solo puede responder con un grato suspiro de alivio.

—No hay de que. Ahora pongámosle fin a esta cosa.

Luego de un largo tiempo; Alexander, Gabriela, Manuel, Javier y Annabelle acaban de llegar sanos y salvos al otro lado, donde ponen fin a sus sufrimiento y a su desesperación, pero siguen preocupados por el resto de sus compañeros los cuales aún siguen realizando el reto.

Los jóvenes están enfocados en su situación, pero no tienen idea de que sus familias nunca dejaron de buscarlos. El caso de estos jóvenes está causando polémica en todo el país. Muchos creen que están muertos y que esto se trata de un asesino en serie. Si tan sólo supieran la verdad.

•• <<────≪•◦En el noticiero◦•≫────>> ••

—Mientras tanto, las autoridades siguen con la búsqueda de estos doce adolescentes. —Aparece una ventana al lado de ella donde se muestran las fotos de cada uno—. Ha pasado casi una semana desde su desaparición y aún no hay rastro de ellos. La falta de testigos y de pistas hacen que la policía local y los familiares de las víctimas pierdan cada vez más la esperanza de encontrarlos con vida. Si tiene alguna información del secuestrador o sabe algo del paradero de estos jóvenes, por favor, comuníquese con las autoridades o contacte los números que están en pantalla.

—Cualquier cosa es útil. Por favor, ayúdennos a encontrar a nuestros hijos —suplicó la madre de Ámbar al borde del llanto.

Misterio apaga la televisión y, con una sonrisa de satisfacción, dirige su vista hacia el monitor. Luego de casi dos horas, los jóvenes ya lograron terminar el reto. Ellos están exhaustos pero al mismo tiempo están agradecidos de haber salido con vida una vez más.

—¡Ese tipo está demente! —Ámbar está tratando de recuperar el aliento.

—Ni me lo digas. —Nicole está igual de cansada.

—Puede ser que esté loco, pero al menos no soy yo quien está corriendo peligro a diario...

Preocupados y exhaustos. Los jóvenes se dirigen a la cocina con la esperanza de encontrar algo de comer. Pero Manuel acaba de llevarse una gran sorpresa al encontrar un pequeño cupcake de Red Velvet encima del viejo mostrador, decorado con una pequeña vela de cumpleaños encendida. Un acto que sin dudas sorprendió al grupo, pero que conmovió a Manuel.

Meses De Agonía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora