VI

584 72 3
                                    

Tsukishima Kei.

Cuando llego a mi casa sigo mi rutina, en un abrir y cerrar de ojos ya estoy recostado en mi cama y la realidad me cae como un balde de agua fría, aprieto el tabique de mi nariz.

¿Qué hice?

Número 1, lo defendí como si fuera algo mío y lo abrace.

Número 2, me enoje sin razón alguna, aunque en mi defensa mi argumento no estaba del todo mal.

Número 3, le di mi chaqueta y caminamos agarrados de la mano.

Mi cabeza duele de solo recordar, ah ¿a quién quiero engañar? Muy en el fondo sé que hacer todo eso se sintió bien, mi alfa interior estaba extasiado con cada cosa que paso en menos de dos horas y muy a mi pesar, el simple hecho de haber correspondido cada cosa que hice me agrado, se sintió natural.

Suspirando doy unas cuantas vueltas sobre mi cama antes de caer rendido ¿en que demonios me metí?

...

¿Cómo termine así?

Termine envuelto en entrenamientos extras con el capitán de Nekoma, la estrella y el colocador de Fukurodani, suspiro con irritación no debí caer en las provocaciones de este chico de pelo puntiagudo, por otro lado debo admitir que son buenas personas, me ayudaron y me siento bien por mejorar.

Pero...

— Tsuki ¿trajiste a un amigo? —pregunta Bokuto-san.

¿Qué demonios hace Hinata aquí?

Paciencia, en los últimos días no hemos tenido ni un solo momento para hablar, sí es que algo que hablar... entre sus practicas individuales, los entrenamientos en equipo, los partidos de practica con el grupo académico Fukurodani y su pelea con el Rey, necesito tiempo.

— ¿Qué estás... —ni bien termino de acercarme lo veo bien— ¡¿por qué... por qué traes mi chaqueta puesta?! —susurro exaltado.

— Es más calentita que la mía —responde mirándome con inocencia.

— Bueno —llama Kuroo-san— tenemos la cantidad perfecta para un partido de 3 contra 3.

— Gracias, permiso —dice.

Respiro hondo buscando paciencia, ¿cómo viene aquí cómo si nada? Hay 3 alfas, contándome y aunque sé que son buenas personas no me convence.

— ¿No vienes? —pregunta con evidente diversión.

— Te vas a arrepentir enano —es lo único que digo.

...

— ¡Eres tan bueno que me hace enojar! —grita.

— Tú me invitaste —respondo tomando agua.

— Chibi-chan nos vemos mañana —chasqueo la lengua al escuchar al pelinegro— Tsuki.

— ¡Sí, gracias Kuroo-san!

— Hinata, Tsukishima -—despide Akaashi-san.

— ¡Tsukki no dejaré que me bloquees! —ruedo los ojos— ¡Hinata no faltes mañana!

— ¡Aquí estaré Bokuto-san! 

Mi gesto se endurece en cuanto salen, percibo el olor de ambos capitanes sobre Hinata, debe ser una broma.

— Debemos irnos —digo tomando mis cosas.

— ¿Hice algo? —pregunta con voz baja.

— No.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora