XIII

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Hinata Shoyo.

Maldito Kei.

Mi oreja aún duele por lo jalones de ayer por parte de mi mamá, la verdad es que me sentía nervioso, si bien es cierto que desde la primera vez que me dejo en la entrada de mi casa al entrar, mi mamá me esperaba y su mirada me decía que ella lo sabía, termine hablando hasta por los codos en cuanto me senté en la mesa con ella.

— Éxito cariño —dice envolviendo los bentos— y recuerda...

— Sí, sí, sí, no espantar a Kei, lo sé.

— No me rezongues —dice tirando nuevamente de mi oreja, grito.

Mi celular suena y lo agradezco, mi progenitora ser va dandome una mirada de advertencia.

Kei: Estoy afuera, tienes 5 minutos para salir o te dejaré.

— ¡Me voy! —aviso tomando todo con prisa.

— ¡Espera!

Cuando abro la puerta la ventisca de aire fresco me golpea, mi cuerpo tiembla pero no dejo de moverme, cruzo la reja y estampo las cosas en su pecho.

— Buenos días para ti también —ironiza.

Lo ignoro cerrando la reja y evitar a una mamá obsesionada con mi novio, la veo lanzarme una mirada mordaz pero sonrió con triunfo.

— ¡Kei! —llama— ¡hice un bento para ti cariño!

— ¡Muchas gracias tía! —contesta con una sonrisa que me provoca escalofríos.

— ¡Éxito niños! —avanzo dejando atrás a mi novio.

Lo siento alcanzarme, se pone a mi lado en silencio y me niego a verlo, el maldito de seguro lo disfruta.

— ¿No tomarás mi mano?

— No —bramo.

— Como quieras.

Abro la boca cuando apresura el paso y me deja atrás, aprieto los dientes.

— Dame tu maldita mano.

— Dijiste que...

De un manotazo junto nuestras manos, mi enojo aumenta al ver su sonrisa egocéntrica.

— Deja de hacer berrinche y camina.

— Cállate.

Caminamos en silencio, la verdad es que ya no estoy enojado, miro por el rabillo del ojo a Kei, cierro los ojos.

¡Mi novio es guapísimo!

Admiro su perfil, nariz recta, labios rosados, pómulos y mandíbula marcada, esos bellos ojos cubiertos por anteojos y su maldito cabello tan suave.

— Te odio.

— Eso es nuevo —responde sin mirarme— ¿qué hice ahora?

— Eres un alfa.

— Creí que eso se había solucionado, no puedo hacer nada.

— No, jamás podré superarlo.

— Eres tan tonto.

— Kei.

— ¿Qué pasa? —me mira— ¿qué?

— No me diste mi beso de buenos días.

— Si mal no recuerdo... saliste de tu casa con un humor horrible, en cuanto me tuviste cerca estrellaste los bentos contra mí, te saludé y me ignoraste, pregunté si iríamos de la mano y no quisiste, después viniste a mi pidiéndome hacerlo.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora