XIX

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Hinata Shoyo.

Sí alguien me hubiese dicho que Tsukishima Kei llegaría a ser un Alfa ridículamente posesivo... me hubiese reído en su cara.

Quedé.

Desde ayer en la noche hasta justo ahora que bajamos del autobús, no he tenido un sólo minuto a solas, pero... no me quejo, realmente me agrada demasiado, sin embargo no soy tan torpe como para no adivinar el porque de su creciente contacto conmigo.

— Kei.

— Dime.

— ¿Puedes soltar mi mano?

— ¿Qué? Pero... ¿por qué? —inquiere alterado.

— Voy al baño —lo miro incrédulo.

— Ah, está bien.

— ¿Y bien? —inquiero— ¿me vas a soltar?

Aprieto los labios cuando su rostros se sonroja y me da la espalda, apenas pongo un pie en el baño miro mi reflejo, pongo mis manos sobre mis mejillas que tiene un ligero color rosa.

— Espero que tu excusa para tu apego sea buen Kei —murmuro.

En menos de nada salgo de ahí, clavo la mirada en la espalda del rubio notando cuando anchos son sus hombros, desciendo hasta llegar a su cintura y sin poder evitarlo, echo un vistazo a su trasero.

— ¡Hinata!

— ¡No estoy haciendo nada malo! —grito.

— ¿De qué hablas? No importa, debemos entrar.

Confundido miro por encima de mi hombro a Kei, agudizo la mirada cuando percibo movimiento, ¿con quién habla? Suga-san me deja a medio camino la ver que Tanaka-san y Noya-san parecen intimidar a un chico desconocido, camino casi por inercia entonces el rubio se mueve y ruedo los ojos.

— ¿Kageyama y Kei? No me da buena espina.

Entro a la cancha para toparme con un chico de cabello gris rematar con fuerza, veo como se acerca a un chico rubio de su misma complexión y entonces se gira, nuestras miradas chocan por lo que parece una milésima de segundo en donde me quedo sorprendido porque el parecido con el otro es demasiado y termino por comprender: son gemelos.

— ¿Sho? —escucho decir a mi espalda— ¿dónde estabas? Te perdí de vista.

Salgo de mi ensoñación cuando pasa un brazo rodeando mi cintura, me pega a su pecho y lo siento olisquear mi cabello.

— ¿Satisfecho? 

— Jamás —susurra contra mi cabeza— ¿qué hacías?

— Estaba...

— Tenemos que calentar —anuncia Kageyama llegando.

— Bien —accede el rubio.

Arqueo la ceja con evidente sorpresa, me quedo ahí parado observando como ambos caminan mientras hablan sobre algo... así es, hablan sobre algo, mis ojos no mienten. Una sonrisa surca mis labios, mentiría si dijera que no me agrada la idea de ellos dos llevándose bien, suspiro resignado y me acerco.

— ¿Ese quién de los dos es? —señalo al rubio.

— Miya Atsumu —responde Kageyama— el otro es su hermano...

— Miya Osamu —completa Kei.

¿Ahora terminan las frases del otro? Río por mis pensamientos mientras sacudo mi cabeza.

— No creo recordar sus nombres... —susurro— ¿realmente son tan buenos como dicen? Hmm..

Sigo con mis pensamientos, por segunda vez cruzo mirada con el gemelo rubio que entrecierra los ojos de manera enigmática y con lo que parece ser una sonrisa superficial, entonces dos aromas se filtran por mis fosas nasales y soy consiente de como ambos están inclinados hacia mí.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora