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Tsukishima Kei.

Mi cabeza repite todo lo que pasó, si ayer fui un idiota hoy seré un alfa ridículo posesivo, ni bien ha empezado el partido mi humor es el peor.

— ¿Quién es ese? —escucho preguntar a Yamaguchi.

— No interesa.

Me mira curioso, mi molestia aumenta al ver como ese chico observa a Hinata, parece decirle algo sin ningún tipo de vergüenza.

— ¡Maldito! —escucho decir al dúo problemático de segundo.

Sin perder tiempo avanzo con ellos y todos hacen los mismo, bien, ahora nadie sospechara que me gusta ese tonto.

Todos parecen distraídos por el escándalo, sin importarme las consecuencias uso suavemente mis feromonas para atraer a Hinata, con una mirada de advertencia hacia el alfa sigo mi camino con el objetivo detrás de mí.

— ¿Qué fue eso? —la diversión fluyendo en sus palabras.

— No sé de que hablas.

Lo escucho reír, miro sobre mi hombro y hago contacto visual, salta cuando me ve, sonríe, demonios... me descubrió.

— Alfa ridículo —recalca.

Después tendré tiempo para arrepentirme, lo ignoro y lo escucho reír más, me hace una seña cuando se dirige al baño, suspiro cansado.

Pero claro que no podría relajarme, los senpai del Rey interceptaron al tonto, camino a paso lento para tranquilizar mis instintos y todo parece en mi contra cuando veo a Ushiwaka.

Y claro que podría ponerse aún peor, mi ceja tiembla cuando el colocador del Seijo se acerca mucho al enano, esos tres parecen rodearlo.

— Ven aquí.

Tiro de su cuerpo para ir a otro lado, siento las miradas confundidas, no sé que pasó, no sé que hablaron, sólo sacaré de aquí al dueño de mi dolor de cabeza.

— Hoy pareces aún más un...

— Sí, sí, sí, ya sé, un alfa ridículo.

Pienso seriamente en maneras de evitar a cualquier alfa que conozca a Hinata pero cuando veo al chico alto de Datekou me resigno.

...

A diferencia de antes, mi cuerpo se siente relajado, aún así siento el eco de un inminente dolor de cabeza después de ganar dos partidos, la voz del pelinaranja diciendo que es por ser un alfa y satisfacer mis instintos me hace enojar.

— ¿Por qué me miras así?

Mierda, no dijo nada, lo pensé.

— Cargame.

Lo miro con asombro por esa petición tan normal dicha en este ambiente.

— De ninguna manera.

— ¿Por qué? —pregunta alargando la e.

— Nadie sabe de nosotros.

— ¿De qué hablas?

Me giro con incredulidad y me mira con cansancio, entonces extiende los brazos en mi dirección, de pronto me siento nervioso.

— Anda.

— Ya dije que no.

— ¿De qué te preocupas? Todo el equipo lo sabe —responde normal.

— ¿Qué?

— ¿Qué? —entrecierro los ojos.

— Habla.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora