XXI

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Hinata Shoyo.

Mi labio no deja de temblar mientras observo a los de tercero, con esas grandes sonrisas confiables que me bridaron apoyo incondicional. Mis primeros compañeros y amigos en el voleibol. Le gruño a Kei que rueda los ojos al ver mi rostro cubierto de lagrimas, y con molestia lo empujo antes de acercarme a los de segundo que lloran igual que yo.

— ¡Waaaaaah! —lloro a moco tendido en compañía de Nishinoya-san.

— Sho...

— ¡Daichi-san, Suga-san, Asahi-san! —gritamos el dúo de segundo y yo al unísono.

— ¡Mis bebés! —grita el peliplateado abrazándonos.

Me aferro con fuerza a la chamarra de Sugawara-san mientras lagrimas bajan por mis mejillas, se separa y se dirige a Kageyama junto a Kei que a pesar de mostrar sus habituales gestos inexpresivos hay cierto toque de tristeza en su mirada.

— ¡Mis bebés grandes! —grita.

Todo el equipo estalla en risas al ver como el peliplateado obliga a ambos a agacharse para que él los pueda abrazar, somos obligados a darnos la vuelta para darles privacidad.

— ¡Mi bebesita chiquita! —se lamenta abrazando a Yachi-san.

— ¡Sugawara-san! —responde llorando, a su lado Shimizu-san palmea su espalda.

— Hinata, debes tener cuidado, no debes ir saltando por la vida —pide Asahi-san preocupado, asiento efusivamente.

— Kageyama, Tsukishima —llama el ahora ex capitán—. No le causen dolores de cabeza a esos dos, es más si es posible ténganlos bajo la mira —pide.

Asiente estoicos pero divertidos, entonces los de segundo ahora tercero llegan con los rostros contraídos por las lagrimas.

— Ustedes, deben cuidar a los de primero y segundo —ordena Daichi-san—. Ya no son más los chicos de segundo, ahora son de tercero y deben controlar a sus kouhais —explica con una mano en los hombros de ambos que muerden sus labios para no seguir llorando—. Más a esos cuatros, los de segundo ahora.

Yamaguchi y yo reímos por lo irónico de la situación, echo un vistazo para toparme con dos Alfas asintiendo como niños buenos ante un pequeño Omega con los brazos en jarra, río bajito por eso, mis ojos se abren cuando noto que las esquinas de sus ojos lucen un poco rojas al igual que las punta de su narices.

Sin poder evitarlo me lanzo contra los brazos de Asahi-san y Daichi-san, lloro sintiendo como los demás se unen, todos nuestros momentos pasan por mi memoria mientras me aferro con fuerza a la ropa de estos como si mi vida dependiera de ello, cada regaño, cada aprendizaje, cada consejo... todo duele.

— Bien —cierro los ojos ante eso—. ¡Gracias por todo!

Todos nos inclinamos ante la imagen que nuestros queridos senpai despidiéndose, mis ojos se llenan de lagrimas volviendo mi vista borrosa y jadeos salen de mi boca, me alzo mientras ondeo mi mano en señal de despedida.

— ¡Vamos! —grita Sugawara-san limpiando su rostro—. ¿Por qué lloran tanto? ¡Nos veremos en una semana para comer!

— ¡Sí! —exclamamos todos riendo.

— Es cierto —dice Noya-san entre risas.

— Déjanos sufrir —reclama Tanaka-san limpiando sus ojos con su antebrazo.

— Eso, eso —apoyo.

— ¡Nos vemos pronto mis bebés! 

Limpio mi nariz con el pañuelo que se extiende en mi dirección.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora