XVIII

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Tsukishima Kei.

— Escúchame bien Rey, porque jamás repetiré esto.

Me acerco a él, le doy una mirada altanera que consigue alterarlo pero también que se acerque, cuando está a una distancia considerable me inclino un poco.

— ¿Qué quieres?

— Nosotros tenemos un objetivo en común.

— Ni de broma.

— Cállate y escúchame.

— Habla.

— Ves a esa persona de ahí —señalo.

— Es Hinata —responde— tu novio —puntualiza.

— Exactamente —digo con satisfacción— ese no es el punto, idiota.

— Desgracia..

— Como te decía —lo ignoro— tú eres...

Me quedo callado, me levanto y pongo una mano sobre mi barbilla adoptando la postura pensativa, miro de nuevo al colocador que me mira con hastío.

— Bueno ¿y tú quién eres?

— Es que eres un idiota...

— Mi error —corrijo— tú eres... ¿qué eres de Hinata?

— ¿Qué?

— ¿Algo así como su enemigo-rival-compañero-idiota-colocador? —digo con diversión.

— Me voy.

— Bien, bien —digo— ya, en serio.

— Su mejor amigo —dice mirándome desafiante.

— Eso.

—¿Entonces?

— Nuestro objetivo común es esa mandarina andante —asiente— aparte de golpear el balón a su voluntad, ¿en qué otra cosa es bueno?

— ¿En fallar?

— Aparte.

— ¿En ser un tonto?

— No, lo otro.

— ¿Reprobar?

— Concéntrate.

— No lo sé.

— Meterse en... —digo.

— ¿Problemas? —termina, asiento— es verdad.

— Aunque no es como si pudieras quejarte —añado— tú eres igual o peor.

— Al punto —brama

— Entonces, tenemos un objetivo en común —enumero— es Hinata —continuo— iremos a Tokio, a las nacionales.

— Ya lo sé.

— Dónde habrán miles de jugadores considerados los mejores.

— Ajá.

— Los cuales son...

— La especialidad del idiota —concluye.

— Ya nos estamos entendiendo.

— Así que...

— Debemos cuidarlo.

— Claro.

— Es por su bien —digo.

— Por su bien —confirma.

— Y por el del equipo —asiente.

— Y por el de nosotros —asiento.

Middles. | TsukiHina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora