Cinco años después:
Los golpes resonaban una y otra vez sobre el cuero acompañado de una respiración jadeante y agotada por el ejercicio, un joven de cabello negro golpeaba de forma enérgica y repetitiva un saco de boxeo color negro una y otra vez como si aquello fuera a solucionar sus problemas, quizás si lo haría. Se detuvo y se seco el sudor de la frente con una toalla blanca, luego se acomodó el vendaje que protegía sus nudillos antes de tomar de su botella de agua, pareció recordar algo antes de voltearse hacia el saco y abrir el cierre dejando ver a un hombre con respiración sofocada, múltiples moretones de un asqueroso color morado cubrían su rostro de piel morena, tenía toda la cara llena de sangre, él pelinegro supuso que ya le habría roto la mandíbula a este punto así que sonrió de forma demoniaca, sus colmillos se hicieron un poco más prominentes y en sus ojos verdes brillaba una pequeña chispa escarlata, se inclinó hacia él
—Espero que esto sirva de lección ahora vuelvo a preguntarte ¿Por qué estabas siguiendo a mis hijos?—Interrogó con una voz ronca y gutural, él hombre le miró horrorizado
—¡Lo juro, Lo juro, Lo juro! ¡Fue un trabajo! ¡No tengo idea de quién me contrató! P‐prometo que no lo volveré a hacer ¡Lo juro!—Suplicaba removiendose de forma miserable en un intento por liberarse del saco de box, él azabache rodó los ojos fastidiado
—Eres patético, voy a liberarte después de todo yo no soy tan desalmado—Chasqueo los dedos y una mujer de cabello rubio y recogido en una cola larga y rizada llego para liberarlo, soltó el saco y luego terminó de abrir la cremallera. Él hombre se postró ante él agradeciendo por la libertad otorgada pero recibió una patada en la cara por parte del azabache
—Si llego a enterarme que tú, asqueroso roedor estabas cerca de mis hijos, te sacaré los ojos y te los meteré por el pescuezo para que veas como te disecciono los órganos mientras te retuerces de dolor, lo mismo si llegas a decir una sola maldita palabra sobre esto. Horn sácalo de mi vista, es repugnante—Espetó y la rubia asintió mientras lo agarraba del brazo y le ponía una bolsa sobre la cabeza para que no supiera por dónde salió, la mujer regresó después de unos minutos con una enorme sonrisa en su rostro, él azabache suspiró agotado mientras caminaba a la salida del pequeño ring que había hecho para hacer ejercicio aunque también servía para estas ocasiones especiales
—Yuu‐sama parece un mafioso—Murmuró y él mencionado se encogió de hombros
—No se de que hablas por cierto ¿Necesito un baño? Creo que dentro de una hora llegan los niños—Dudó Yuu mientras olía sus axilas, Horn se cubrió la boca para esconder una risita risueña
—Oh claro que no aunque huele a vinagreta para ensalada—Comentó Horn y Yuu solo río con ganas
—Me gusta tu sentido del humor ¿Puedes cubrirme? Iré a darme un baño, si lo necesito—Sonrió mientras iba hacia las escaleras—Por cierto en unos días viene Lacus de visita, dijo que traía una sorpresa para sus sobrinos, él maldito los consciente demasiado
—O deberías relajarte un poco, todo va bien, incluso la fundación de Akane‐chan así que puedes relajarte un poco—Ánimo Horn mientras le entregaba su botella de agua—Muy bien a las 12:30 espero este en su oficina, hay algunas cosas que hacer antes de que decida pasar el día con los pequeños engendros
—Qué curiosa forma de llamarlos—Suspiró Yuu
—A ellos les gusta por alguna razón. Pase buen baño y por favor use un par de sandalias o terminara resbalando otra vez, el agua no te sostiene Yuu‐sama—Aconsejó Horn pero fue ignorada por Yuu quien solo hacía ademanes de restarle importancia
No iba a pensar tanto en todo lo que había logrado en poco tiempo, quizás si lo haría, cada escalón significaba lo mucho que había logrado sus éxitos y no iba a negar toda la ayuda que había recibido del idiota de Kimizuki que le enseñó o le recordaba que no podía gastar todo la ganancia en dulces, Mahiru quien se había hecho cargo de toda la publicidad y el resto que fue sobre ruedas. Al llegar a su habitación dejó la toalla mojada por el sudor en la cama y se metió a bañar, dejó que el agua se encargara de relajar sus músculos, Lacus también le había enseñado a como tratar con toda clase de clientes, incluyendo los molestos alfas que buscaban a algún omega de turno cosa que desde el fiasco de su relación decidió solo concentrarse en sus dos mocosos y en sus negocios. "Noviazgo" Pensó con lentitud, ni siquiera sabía si aquello había sido una relación como tal, lo extrañaba, demasiado, a veces de verdad su omega rogaba por verlo otra vez, corrección la palabra extrañar le quedaba demasiado corta y vivir con el peso en su espalda, los dolores de cabeza y el vacío agonizante en su pecho estaba demasiado acostumbrado por lo que no sabía si era bueno o malo que se hubiera adaptado a tal cosa. La cicatriz de mordedura solía ponerse de colores oscuros como un moretón, dependiendo de las fechas podía verse muy mal o solo estar color marrón oscuro, lo bueno de todo es que al menos seguía vivo y en más o menos una pieza.