Los días en Londres eran más fríos y nublados de lo que Yuu esperaba pero aún así había insistido en ir a una librería a buscar la nueva edición de "Legado Maldito" o lo que se conocía como la secuela de la saga de Harry Potter y Mikaela como él buen marido que era solo se resignó a acompañarlo. Todo había ido bien hasta que Yuu le dio por caminar por los alrededores sin GPS porque había dejado su celular en casa cargando y él rubio se había quedado esperando con los libros en una cafetería pero pasaban los minutos y él susodicho no llegaba.
—Que iría cerca, decía. Que no iba a tardar mucho, decia. Que volvería para cuando estuviera servida la tarta de melaza decía. Me la terminé comiendo yo—Se quejó Mikaela como un niño pequeño agradeciendo haberlo hecho en japonés, largó un suspiro de agotamiento, podría seguir esperando o solo podría ir a buscarlo
Le resultó tentador ponerle un rastreador a Yuu, eso sucedía demasiado y no pretendía que se volviera una mala costumbre o al menos una de las tantas malas costumbres de Yuu. Miró el recibo y la bolsa de libros en su mano y se levantó a regañadientes para salir a buscar a su esposo, no es como si tuviera que protegerlo salvo de si mismo Yuu podría cuidarse muy bien solo.
—¿Donde se habrá metido?—Pensó Mikaela en voz alta mirando al cielo en busca de inspiración, Yuu era una caja de sorpresas y por más que lo conociera no podía predecir lo que haría. Tal vez ese era su principal encanto
Acababa de acordarse lo mucho que Yuu había parloteado de intentar ir al Londres mágico lo que tal vez podría ser lo que realmente quería hacer Yuu al irse de esa forma "Por Dios por favor que no haga una estupidez o al menos una no tan grande" pidió Mikaela mientras caminaba al azar por las calles, podría tratar de recordarlo que había hecho Hagrid para entrar al mundo mágico pero ¿Yuu en serio creería eso? No hacia falta responder la pregunta, claro que lo haría. Mientras no hubiera una tienda llamada "El caldero chorreante" tal vez Yuu volvería un poco decepcionado, caminó por varias tiendas hasta llegar a una que se veía algo destartalada y sucia, a los costados había una enorme librería y una tienda de música.
—Ugh por favor tiene que ser una broma—Masculló Mikaela algo ansioso, podría esperarlo afuera o podría ir a buscarlo pero el hecho de ir a un lugar desconocido le causaba demasiada ansiedad "Yuu estará bien de cualquier forma a menos que le dé un ataque hormonal y se lance de un puente" Mikaela solo deseo chocar su cabeza contra una pared, le había dicho mil veces que necesitaba medicamentos para controlar sus cambios de humor pero él solo lo había postergado hasta este momento
"Si llego a encontrarlo lo arrastraré a un psiquiatra" Prometió Mikaela decidiendo caminar hacia aquella tienda demasiado vieja como para considerarse todavía en uso. Al entrar y mirar la estructura a detalle se preguntó cómo podía ese edificio mantenerse sin colapsar "Bueno si existe el universo de Harry Potter habría una respuesta mágica para eso" suspiró Mikaela ignorando las miradas extrañas en su dirección, tal vez la ausencia de túnicas o vestir demasiado formal, para variar ninguna de estas personas se esperaría ver a un joven atractivo con ropa muggle entrar por esa puerta. Podría preguntar a alguno de ellos si habría visto a su esposo
—Ammm buenas tardes—Llamó a una mujer pelirroja que estaba en la barra quien alzó la cabeza un poco extrañada. Aquel joven tenía un acento un poco extraño pero podía hablar bien el inglés— Estaba buscando a una persona
Mikaela solo estaba a punto de correr lejos de allí cuando la mujer le sonrió con calidez. Le recordó mucho a su madre aunque por el olor dulce que desprendía ella tendría que ser una mujer omega, tal vez con un fuerte temperamento pero habría de ser muy hogareña
—Oh cariño. Llámame Molly ¿A quién buscas? Es muy raro ver gente nueva por aquí—Respondió la mujer en Inglés manteniendo una bonita sonrisa, aún se mantenía analizando al rubio frente a ella. De las personas que conocía solo existía un par de rubios que se parecían al joven pero era mejor ser educada, tal vez sólo era una coincidencia