Las salidas en familia no eran nada fáciles menos para Yuu que no había pegado el ojo durante toda la noche, Lacus quien podría ayudarlo había caído en coma en el sofá, Horn se hacía cargo del trabajo de oficina y Gyuurei no sabía dónde carajos estaba, faltaba poco para que sus dos terremotos se levantaran. No había nada hecho de comida, tampoco podía pedir nada del restaurante porque la mayoría de los desayunos tenían demasiada azúcar suficiente para que la hiperactividad de Eijirou hiciera de las suyas y tuviera que ponerlo a correr alrededor de la plaza por tres horas hasta que su energía se acabara y cayera dormido, el bar no era opción tampoco ya que Aleix los fines de semana solo abría a las seis de la tarde, solo le quedaba una opción
—Puedo cocinar ¿Que tan difícil puede ser?—Se animó a sí mismo mientras caminaba hacia la cocina
Agarró una sartén y encendió la estufa, aparentemente todo bien hasta allí, le puso aceite para luego romper un huevo cayendo con cáscara sobre el aceite caliente, suspiró negando la cabeza tratando de mantener la calma, mejor iba por una cuchara ¿Tenia que cortar el tomate o rayarlo? Fue a buscar los tomates al refrigerador. Percibió un olor a huevo quemado a lo lejos y se volteó a ver la sartén que despedía enormes llamaradas de fuego
—¡Coño!—Gritó mientras buscaba algo para echarle agua cosa que hizo enojar a la enorme llamarada que salía de la sartén, reprimió un chillido cosa que no funcionó porque ahora estaba en pánico, agarró la tapa de una olla para echarle aire y tratar de apagarlo...Tampoco funcionó y lo único que le quedaba era gritar esperando que Lacus siguiera en sueño ligero
—¡Yuu! ¡Te dije que no cantes mientras duermo!—Se quejó Lacus entrando a la cocina mientras se tallaba los ojos, su tez palideció hasta ser blanco como la cal—Ave María purisima ¿¡Que hiciste idiota?!
—¡Quería hacer una tortilla! ¡Ayudame imbecil!—Se quejó mientras el fuego no hacía más que crecer
—¡Estas haciendo que empeore!—Estalló Lacus, Yuu solo sonrió mordaz
—Oh no me había dado cuenta ¡Gracias Sherlock por decirme!—Replicó sarcástico, Lacus solo le pego un sape
—¡¿No tienes un maldito extintor?! ¡Deja de echarle aire tonto!—Advierte quitándole la tapa de la olla de las manos, Yuu miró el fuego
—¡¿Crees que si supiera dónde están...Estaría aquí a punto de un incendio?!—Recriminó irritado
—¿¡Donde carajo está Gyuurei?! Me tuvo que dejar solo con este maníaco —Regañó Lacus jalando del cabello a Yuu
—¡Estupida mi pelo!—Lloriqueo Yuu
—¡Por el amor a Jesucristo! ¡No vuelvas a cocinar! ¡Vas a matarnos!—Chilló Lacus desesperado, Yuu miró el fuego potencial para incendio y volvió su expresión vacía antes de hablar
—Como persona responsable que soy voy a hacer lo más maduro que se me ocurre—Habló con calma antes de tomar aire para gritar—¡Horn! —Gritó a todo pulmón, Lacus le miró incrédulo
—Esta en el último piso no creo que te vaya a escuchar —Indicó Lacus pero Yuu le ignoró
—¡Horn!—Volvió a gritar, entró una mujer rubia con un extintor rojo brillante y lo roció sobre la estufa aunque el polvo blanco también cayó sobre la cara de ambos hasta que se apagó el fuego, se giró a verlos con las cejas arriba en una expresión inquisitiva, Yuu reprimió una risa nerviosa
—Te juro que esto fue un accidente...—Murmuró Yuu con su cabello blanquecino gracias al polvo del extintor y levantado por el jalón de pelos que le había dado Lacus, reluciendo una sonrisa inocente, Lacus volteó a verlo incrédulo