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—Daryl—
ANTES
Vi a Merle caminando impaciente de un lado para otro cerca de Addison. Todos estábamos devastados. Por mi parte, no quería estar cerca de nadie. Ni siquiera de la mujer que me mantiene respirando. No podía verla a los ojos, no desde lo sucedido con Beth, porque ahora mi mente se la pasa jugándome malas pasadas. Donde Dawn Lerner no asesina a Beth Greene, pero en su lugar, la asesina a ella. Y no puedo ni imaginármelo siquiera.
—Tienes que decírselo —Merle espeta en un susurro, en un inicio no sé a quién le dice eso, pero tras alzar la mirada veo que se refiere a Addison.
La rubia niega—. De ninguna manera, no es momento para hacerlo...¡Merle! —ella chilla, y veo cuando lo coge del brazo para impedir que siga caminando—...no puedo hacerlo ahora. ¡Mira como estamos todos!
Me levanto, algo confuso. Así que camino hacia ellos dos. Addison al verme pasa saliva, y veo sus ojos verdes dilatarse al tenerme cerca.
—¡Han pasado casi dos semanas desde que lo sabes! —la verdad es que siempre que yo lo intentaba, terminaba acobardándome. Él estaba tan mal debido a la muerte de Beth...no quería arruinar las cosas.
—¡Lo sé, pero mira cómo está! —él se queda callado porque sabe, sabe que tiene razón—. Él no va a reaccionar bien si se lo digo así, no.
—¿Qué es lo que me tienen que decir? —su voz era lo menos que quería escuchar ahora. Mierda.
Ella niega—: Nada, nada, no es importante.
Merle bufa—: Sí, claro, sigue diciéndote eso a ti misma. —murmura de mal genio.
—¡No lo es! —dice entre dientes—, además tengo que encontrar la manera de decirle a los demás, y esta no es la manera, supéralo.
—¿Decirme qué, Addie? —me hago de rodillas, para quedar a la altura de ella. Sus ojos verdes se dilatan aún más al tenerme así de cerca. Por más de que muero por besarla no lo hago.
No me siento capaz de hacerlo.
Lo que realmente importa es que la tengo viva, aquí conmigo así no sea entre mis brazos. Pero mi mente y alma perturbadas no son capaces de dejarme ceder, para así poder besarla y decirle cuánto la quiero y cuánto la extrañé cuando no estuvo a mi lado.
—N-No importa, cielo, te lo diré después —suelta una risa amarga, hasta irónica podría decir—. R-realmente no es m-momento p-para decirlo...
—¡Claro que es el momento, él necesita y merece saberlo! —grita Merle.
—¡Esto no es de tu incumbencia, maldita sea! —grita Addie, llamando la atención de todos los demás—, ¡eso es algo que sólo me incumbe a mí y a él y yo le diré cuando se me dé la maldita gana!
