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—Addison—
Sostengo a Judith en mis brazos mientras que el enorme árbol en el que me encuentro recostada nos cubre del sol de Georgia a Merle, a mi sobrina y a mí. Ni William, o Carol, las gemelas y Tyreese se encontraban con nosotros. ¿Por qué? La respuesta era simple: nos habíamos separado.
Cualquiera diría que somos locos, ya que antes éramos cinco todos nosotros, cinco adultos que podían cuidar de tres menores, sin embargo, Merle y yo tuvimos que hacerlo. Yo necesitaba encontrar a Daryl y quedándome con Carol y los demás simplemente no iba a lograrlo.
Tras habernos quedado dos noches en aquella cabaña de mala muerte hablé con Will y él estuvo de acuerdo conmigo. Lo único que me pidió era que no me dejara morir en el intento. Me pidió que si no encontraba a Daryl pronto entonces que encontrase la forma de encontrarlos a ellos, para que no nos quedásemos solos. Sabía que podíamos hacerlo.
Y han pasado tres días desde entonces; hemos estado caminando los alrededores, según Merle, tratando de tantear el terreno. De mi parte, yo no habría podido encontrar nada, después de todo, los bosques lucen siempre iguales para mí, iguales de complejos y de confusos, pero para los Dixon los bosques lucen como si fuesen su hogar, y no los culpo.
Así que ahora nos encontrábamos sentados descansando un rato. Judith estaba tranquila en mis brazos, y yo acariciaba sus manos regordetas. Por la contextura física que tiene, ella debe tener unos buenos seis meses, sino es que ocho. Está en la época en donde los bebés se vuelven todos regordetes y hermosos.
No puedo creer que haya pasado tanto tiempo.
—Realmente pensé que estabas...corrección, sigo pensando que estás embarazada —me dice Merle y yo me atraganto con mi saliva. Lo miro impresionada.
—¿Estás loco? —arqueo una ceja, se encoge de hombros.
—Estabas vomitando todo el día, estabas mareada; pero lo que dijo Davis es cierto. Pueden ser secuelas de la gripe de la prisión, la verdad no lo sé. Pero también puede ser eso, ¿te has puesto a pensar qué vas a hacer si estás esperando un bebé de mi hermano?
Suspiro—. Aunque me encantaría, no, no creo que lo esté. Igual no es como si quiera poner a Daryl en esas ahora mismo...
—¿Tú quieres ser mamá? —pregunta de forma casual, yo me encojo de hombros, claro que sí, así esté aterrada por las consecuencias, o porque me pase de nuevo un aborto, en serio quiero intentarlo.
—De hecho yo ya lo fui —digo con un dolor en mi pecho. Merle me mira sin entender—, estando en la universidad quedé embarazada. El padre no quiso responder.
