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❝Corrí por el pasillo lo más rápido que pude; me había desvelado la noche anterior, repasando para los exámenes finales que se venían en menos de una semana. Si bien hoy sería más relajado, —puesto que la charla que tendremos durará casi toda la jornada—, eso no quería decir que me dispondría a bajar la guardia.
Quería quedar en la primera fila de mesas. Si bien había una buena cobertura y todos podríamos ver al científico que vendría, eso no quiere decir que vaya a desaprovechar la oportunidad de verlo de cerca.
Estaba en mi sexto semestre de medicina, los exámenes finales me darían paso a mi séptimo semestre, por consecuente ése era mi ultimo semestre en la universidad antes de prepararme para mis prácticas y mi año rural.
En todo el tiempo que estuve allí, no hice amigos. Siempre me dediqué en mis estudios. Es por ello que no me molesté en cederle el puesto a alguien, no cuando podía perjudicarme a mí e impedir que estuviese en la primera fila disfrutando de aquella charla que nos habían prometido desde hacía tiempo.
Apenas me senté, pude verlo. Su cabello rubio y ojos azules; era un par de centímetros más alto que yo, —o por lo menos, eso creía—. Todos tomaron asiento y la sala de conferencias se quedó en completo silencio.
—Buenas tardes, —saludó, nadie dijo nada, no queriendo interrumpir— bueno tal parece que estoy lidiando con personas frías y con falta de modales, después de todo estoy tratando con futuros cirujanos —se burló—. ¿Quieren ir directo al punto?
Nuevamente nadie dijo nada—: Perfecto. Entonces espero que tomen apuntes y disfruten cada minuto de esto —sonrió—. Buenas tardes, mi nombre es Edwin Jenner, y vengo de la CDC, o Centro de Control de Enfermedades, como ustedes quieran llamarle.❞
[ ... ]
Después de lo que se sintieron horas, —tal vez, gracias al cansancio que se apoderó de mi cuerpo apenas abandonamos a Jim bajo aquel árbol; mi cabeza cayó reposada sobre el vidrio de la camioneta, lo único que sé es que Daryl me prometió despertarme cuando llegásemos a la CDC, lo prometió y lo cumplió de igual manera.
—Oye despiértate —me sacudió por los hombros, el sonido de la puerta abriéndose seguido de un olor putrefacto llegó a mi nariz, casi noqueándome de inmediato.
—¿Qué demonios? —susurré, mirando todos los cuerpos tirados alrededor y en todo el asfalto. A lo lejos se podía ver la CDC, finalmente habíamos llegado.
Estaba completamente asqueada; cuerpos apilados, esparcidos en todo el jodido lugar. Era realmente espantoso. Mis esperanzas se desvanecían simplemente a cada paso que yo daba, tal vez, —sólo tal vez—, es demasiado tarde y el imbécil de Shane tenía razón, y Fort Bening habría sido la mejor opción después de todo.
