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—Addison—
VEINTE AÑOS ATRÁS.
Una de las cosas que más amaba de mi habitación, era la ventana que estaba a la izquierda de mi cama. A pesar de que mis padres me decían sin descanso que poner una cortina por seguridad, yo siempre me negaba; sobretodo porque era consciente de que ponerle una cortina, terminaría quitándole lo especial que tiene la misma ventana, y la razón por lo que tanto me gustaba.
La ventana era enorme, y el sol siempre daba directamente a ella todos los días desde el amanecer hasta finales del día. Claro está, eso era durante otoño, primavera y verano, ya que durante invierno el sol era reemplazado por nubes, hielo, nieve y heladas que realmente me enamoraban. De cualquier forma, la maldita ventana me encantaba, porque siempre la luz daba directamente en mi cara.
No tenía que levantarme con alarma para ir al colegio. La luz que entraba por ella era suficiente para que mi cuerpo supiera que era momento de levantarme y arreglarme para que Jeffrey sea quien me lleve a la escuela, lo único que me molestaba de ir ni siquiera eran las tareas, o las responsabilidades, lo que realmente me molestaba era escuchar a muchas —si no es que la mayoría— de chicas hablar cosas de mis hermanos. Primero fue de Rick, todo el mundo hablaba de Rick; pero él salió del colegio hace dos años, y ahora, el que estaba en boca de todo el mundo es el coqueto de mi hermano medio, y es él quien me llevaba a diario.
Mis pensamientos se vieron cortados cuando escuché la melodiosa voz de mamá. Era impresionante, todos siempre estábamos encantados con su voz, más aún cuando cantaba. Lo hacía casi a diario, y más aún cuando se encontraba contenta. Y allí mismo, parada detrás mío, desenredando mi cabello estaba realmente radiante y contenta.
Cantaba una de sus canciones favoritas, y a mí, personalmente me encantaba. Creo que mi papá y yo éramos los que más adorábamos escucharla cantarla.
—Mami ¿podrías cantarla de nuevo? —pedí cuando su voz se detuvo. Ella se rió y, yo la vi por el espejo. Su cabello dorado como el sol brillaba por el mismo resplandor de aquel caluroso día.
—¿En serio no te cansas de que me la pase cantando, linda? —niego—. Bien entonces prepárate, pero es la última vez ¿eh?
>>Lydia oh! Lydia, say have you met Lydia. Oh Lydia, the tattooed lady. She has eyes that folks adore so, and torso even more so; Lydia oh! Lydia, that encyclopaedia, oh Lydia the Queen of tattoo. On her back is the Battle of Waterloo, beside it the Wreck of the Hesperus too. And proudly above the waves, the red, white and blue, you can learn a lot from Lydia.
—Vamos cariño cántala conmigo —me dijo riéndose, vi a Rick con sus diecinueve años inclinado contra el umbral de la puerta comiéndose una manzana.
