¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—William—
Mientras más nos alejábamos de la iglesia, dentro de mí crecía un sentimiento que no me gustaba para nada. No sé si era arrepentimiento, culpa, o una combinación de ambas; también, debo admitir que estoy asustado por Addison. Ella no volvió antes de que nos fuéramos...¿qué tal que le haya pasado algo y yo no esté ahí para saberlo?
Muchas personas consideran que un hombre y una mujer no pueden ser amigos, sin embargo, aquí estoy para decirles lo contrario. Addison para mí es como una hermana que nunca tuve, y si a ella le llega a pasar algo, la verdad es que desde la pérdida de Cassie...terminaré perdiendo la cabeza.
Un balbuceo me distrae de mis pensamientos deprimentes, bajo la mirada para ver a Oliver mirándome con sus ojos azules con tonos verdosos, iguales a los de Cassandra. Llevo mi dedo meñique a su mano pequeña, y él encierra mi dedo entre su mano y lo aprieta. Sonrío enternecido.
—Te prometo que no permitiré que nada malo te pase, Oli —digo mirándolo con nostalgia—. Te protegeré con garras y dientes si es necesario, pero lo haré.
Lo alzo para tener acceso a sus mejillas regordetas. Lo beso repetidas veces y él se ríe con fuerza. No es hasta que me separo que él coloca su mano encima de mi boca.
—Te quiero —y mi corazón se para. Él no había vuelto a hablar desde que perdió a su mamá, y como dijo Carol, he tenido mucha paciencia, a pesar de estar preocupado hasta la mierda. Y ahora que me está diciendo «te quiero», no puedo evitar sentir que mi corazón sale de mi pecho.
Sonrío con los ojos húmedos—. Y yo te adoro, pequeño mío. Te quiero más de lo que imaginas —susurro, besando su carita gordita. Se ríe de nuevo.
Alguien se sienta a mi lado, a decir verdad, Abraham maneja bastante bien, aún sabiendo que éste bus se encuentra bastante destartalado. Y a pesar de estar haciendo demasiado sol, el viento logra que el calor no sea tan exasperante, al menos por ahora.
Volteo para ver de quién se trata, y sonrío a medias cuando veo a Tara.
—Eso fue demasiado lindo —susurra, intenta acariciar la mano de mi hijo pero él siendo tímido se escondió detrás de mi cuello—. Hola, pequeño, ¿me dejas alzarte?
Lo muevo para animarlo un poco—. Vamos, Oli, alguien quiere saludarte —digo en voz baja—. Ella es buena, no tienes nada de qué preocuparte.
Segundos después, él se despega de mi cuerpo. Lleva su mano en forma de puño a su boca, pero extiende su brazo libre aceptando que Tara lo sostenga en sus brazos. Cuando logro librarme de su peso, —aunque para ser honestos, la verdad no es mucho—, aún así puedo descansar mis brazos de haberlo cargado durante tanto tiempo.
—Pensé en dejarlo en la iglesia, ¿sabes? —digo, estirando mis brazos y bostezando—. Pero Rick y Jeffrey ya tienen suficiente con Judith, y de paso el cuidar de Alexa como para pedirles una cosa como ésa. Él ha perdido tanto y...no quiero que piense que también me perdió ¿sabes?
