Abrocha el último seguro de su chaleco, luego deja salir el aire entre sus labios, vaciando el pecho en un intento vago de calmarse. Si deja quietas las manos puede sentirlas temblar, pasa lo mismo con su mente, incapaz de detenerse. Corre a más velocidad de la permitida. Ajusta una última correa y ve a Sam paseándose por la casa reuniendo quién sabe qué. Vuelve a suspirar. El corazón podría salírsele del pecho y ella no podría hacer nada para detenerlo. Como último recurso se traga el miedo en la garganta, aplacándolo al fondo del estómago, no puede estar tan asustada. Sólo debe asumir los sucesos por venir. Un suspiro más, otra revisión a su uniforme.
—Si sigues así te quedarás sin aire para cuando lleguemos —Alex se apoya en el marco de la puerta, Kara adivina cuánto le disgusta tener prohibido vestir su chaqueta militar.
—¿Parezco un soldado?
—No —la rubia le frunce el ceño. —Pero sí te ves letal, eso servirá de algo —le regala una de sus sonrisas patentadas mientras le lanza su gorra con el logo de la DEO al frente. Hace cara de asco sin poder evitarlo. —Lo sé, pero saldrá bien, te lo prometo, tu media naranja es buena pensando —Kara hace el intento de reírse.
—No es mi media naranja —responde sobre todo por costumbre.
—Alex, ¿qué demonios? Me voy a quejar toda la vida contigo por haberme obligado a vestir algo tan horrible —Lena aparece al lado de la mayor con su uniforme mayormente puesto. Kara se ríe sin consideración alguna.
—Te ves adorable.
—¡No me veo adorable! —Lena le frunce el ceño. —Debo verme como soldado —escucha otra carcajada. —En ese caso tú tampoco pareces soldado —alega sólo para estar a mano.
—¿Y tu chaleco?
—Lo detesto —Alex rueda los ojos y decide desaparecer en ese momento.
—No puedes detestarlo, es por seguridad.
—No nos van a disparar.
—Pero podrían —pone su mejor cara de advertencia. —Ve por tu chaleco, por favor.
—Bien, de acuerdo, pero me voy a quejar toda la vida —Kara rompe su seriedad para sonreírle. Poco después Lena vuelve.
—Ven aquí —las manos bronceadas de la telépata ajustan con cuidado las correas del uniforme, lo hacen meticulosamente, tomándose su tiempo para no acelerar los eventos. Los nervios vuelven.
—Tienes esa cara —los ojos azules la miran interrogantes. —De miedo.
—Sólo estoy preocupada.
—Eres muy mala mintiendo —Lena se pone de puntillas para besarle la mejilla. —Es hora de subirnos a nuestra elegante minivan y caminar directas a la muerte.
—¡Lena! —la hechicera se ríe mientras es guiada escaleras abajo.
Una motocicleta se estaciona frente al garaje, Maggie se quita el casco al tiempo que Alex bufa exasperada. No ha solucionado ese asunto todavía, en su defensa se siente como una gran imbécil frente a la policía todo el tiempo. Ese sentimiento está claramente injustificado porque Maggie no piensa nada malo de Alex y jamás, por nada del mundo, disfrutaría hacerla sentir mal.
—Hola, Danvers, ¿qué dices sobre venir conmigo?
—¿En tu moto? ¿Por qué haría eso? —finge tener asuntos más importantes, como revisar los asientos de la camioneta en busca de algo perdido y también inexistente.
—Bueno, en primer lugar te toca revisar el perímetro, en segundo llegaremos más rápido y podré ayudarte si vamos en la moto. Tu... —se aclara la garganta, —Auto familiar no parece hecho para ir rápido. ¿Entonces? —Lena tose para disimular su carajada ante la expresión implacable de Alex.

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Un lugar seguro
FanfictionA menudo la vida es una sucesión de eventos imprevisibles y desagradables. Lena odia los imprevistos, Kara en cambio, se convierte en su definición de imprevisto, llenándole la vida de momentos a lo cuales jamás habría imaginado acceder. Durante su...