Cinco

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Alex vuelve hecha una sopa y moja desde la entrada hasta el baño de su habitación —el baño compartido por las tres habitaciones— donde se da una ducha en la que esperaría relajarse y soltar la tensión de un día agobiante en la universidad. Pero Brainy siempre va contra sus planes, Brainy y el resto del universo. Como Lena, por ejemplo.

—¡Alex! ¿Ya llegaste? ¿Qué aprendiste hoy en la universidad? ¿Puedo revisar tu mochila? —ante su «no» gritado con firmeza lo escucha quejarse. —Como sea, Kara limpió hoy la casa y ahora como dejaste un rastro de agua de lluvia deberás trapear toda la entrada, los escalones y el baño, le diré a Eliza —ese niño es un acusón. —Y Alex, ¿podemos hablar hoy de ballenas en la cena? Me sentaré a tu lado porque la amiga de Kara, o sea Sam, ocupó mi lugar usual y me da miedo, entonces ocuparé otro lugar y así podremos hablar de cosas científicas, ¡adiós! —ni siquiera alcanza a molestarla, lo quiere demasiado para eso.

Tres golpes firmes en la puerta la hacen dar un respingo. —¡Alex! ¿Por qué estás duchándote antes de cenar? ¿Tanto apestabas a perro mojado? —el tono burlón de Lena se clava en su mente como una astilla.

—¡Si sigues molestando voy a acabarme el agua caliente! —la escucha reír al otro lado de la puerta.

—Hoy pasó algo interesante, te gustará saberlo, así que más vale que te apures a tallar tu peste y no te acabes el agua caliente si quieres saberlo —comenta. —Ah y Brainy se llevó tu mochila de la habitación, ¿guardas tu diario no tan secreto ahí? —ese niño azul va a matarla. —¡Brainy vuelve aquí! Eso no te pertenece —es lo último que alcanza a oír, apoya la frente en las baldosas frías de la ducha y suspira. Ojalá recordara el último momento de paz en su casa, así acudiría a él sin dudarlo dos veces cuando está sintiéndose sobrepasada por los niños acogidos por sus padres. Niños con habilidades increíbles y problemas por doquier. Se descubre incapaz de recordar su vida antes de Lena.

Cuando sale de su habitación con el cabello húmedo y envuelta en una sudadera de la Universidad de Midvale se topa con la chica rubia nueva, quien sostiene un trapeador y parece analizar algo. Nota su presencia poco después, dedicándole una sonrisa tímida.

—Brainy dijo que habías hecho un desastre —se cubre la boca con la mano. —No es que piense eso, pero él lo dijo así literalmente...

Alex ríe. —Bueno, sí es un desastre, no tienes por qué limpiarlo, de verdad, mi desastre mi trapeador —comenta aún con ese tono juguetón en la voz. Kara se encoge de hombros y sigue con la tarea, sin darle oportunidad de quejarse. —¿Cómo estuvo tu día? —por alguna razón esa pregunta en específico parece haber despertado algo en la rubia pues se gira enseguida con los ojos muy abiertos.

—¿Mi día? —Alex asiente. —Mhm, bueno, Lena es insufrible —vuelve a cubrirse la boca con la mano. —Rayos lo siento, Alex, hoy parece que no puedo callarme, no quería decir eso...

—Yo creo que sí, y no importa, porque... —Alex da un paso al frente para estar más cerca. —Lena sí es insufrible —murmura, ganándose una sonrisa de Kara, quien vuelve a encogerse de hombros como si no pudiera confirmar ese dato, aunque claramente puede. —¿Qué te hizo?

—No es importante, no quiero intervenir o ser una acusona —Kara apoya el trapeador contra la pared después de haber secado los charcos. Alex bufa en respuesta. —Ella es tu amiga, no se supone que vaya hablando mal de las amigas de otras personas.

—Si eso fuera cierto yo no podría quejarme de cuánto gruñe Sam —Kara se ríe sin poder evitarlo. —Oye, puedes confiar en mí, aquí no hay preferencias.

—Ella estaba siendo grosera y luego amenazó a Sam, detenerla requirió algo de control mental —confiesa. —Lo siento por eso último, se lo diría si no me mirase tan feo siempre, puedes decírselo por mí. Eso es todo —esquiva hábilmente los ojos ajenos temiendo un juicio de su parte.

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