Veintitrés

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Brazos cruzados y el cuerpo apoyado en la pared: su postura defensiva favorita. Si tuviera la capacidad de asesinar con la mirada no tendría muy claro si Mike seguiría vivo, las probabilidades se inclinan por un rotundo no. Él está sentado en el sofá de la sala, frente a sus líderes de escuadrón, Alex parece enfocada en tomar notas de cada palabra salida de su boca. Sam por otro lado parece estar frente al rompecabezas más complicado del mundo, no se ha dado cuenta de que le faltan piezas. Escucha un suspiro detrás suyo, demasiado fuerte como para no querer ser descubierto. Winn le sonríe.

—Aún no manejo el espionaje —susurra.

—No estoy espiando.

El chico castaño asoma mucho más indiscretamente la cabeza, Mike voltea en ese instante, le sonríe.

—¿Acaba de sonreírte? ¿No es como completamente incapaz de demostrar emociones? —escucha a su amigo reír.

—¡No! Somos compañeros de equipo, le caigo bien... creo —se encoge de hombros, restándole importancia. —No es tan malo como parece.

—Como digas, ¿qué haces aquí?

—¿Además de vivir en esta casa? Busco a Kara, necesito una última aprobación de canciones —le sonríe.

—Ustedes dos son iguales, no sé por qué me agradan —previendo su necesaria presencia Kara entra a la habitación desde la cocina, sujetando una caja de —sí, más— decoraciones. Lena está tan embobada con su cara de cachorro que jamás le va a decir que no a sus miles serpentinas brillantes o a su escarcha. No tiene esa capacidad.

—¿Qué hacen ahí parados? —su voz le roza los oídos como el sonido más familiar jamás recibido.

—Espiando.

—¡No estamos espiando! No puedo más con ustedes.

—Oh, ¿Mike está aquí? —fueron cortados por la misma tijera, Kara también asoma su cabellera rubia por la puerta. Lena ya ni intenta pasar desapercibida. Su novia analiza la escena, sin saber qué buscar pues esa misma imagen se ha repetido durante esos meses con cada vez más frecuencia. Quizás sin los globos y las serpentinas enmarcando el cuadro, pero sí los ceños fruncidos y los susurros misteriosos de su antiguo amigo. Es su informante probablemente tan en contra de su voluntad como es soldado.

—Sí y aparentemente es el mejor amigo de Winn.

—¿Mike tiene amigos? —alguien dentro carraspea, tres pares de ojos voltean para buscar el origen del sonido. No son muy buenos en eso de guardar silencio o por lo menos en no hablar de alguien como si no estuviera a quince pasos de distancia y estuviera entrenado para escuchar cosas. —Hola —Kara le regala su mejor sonrisa inocente.

—¿Qué es eso? —pregunta él a cambio y Lena se esperaría rudeza en la pregunta o algo como desdén. Ella lo habría usado con Kara en un principio, ¿no? En cambio su interés es genuino.

—Adornos —la rubia le señala la habitación completamente abarrotada de cosas brillantes. —Tendremos un baile, tu amigo Winn se encarga de la música —el aludido levanta ambos pulgares y esboza su sonrisa más convincente, en un intento de no ganarse una muerte dolorosa al ir contando por ahí que Mike es capaz de ser amigable.

—¿Un baile?

—Te enseñaré las fotos de la graduación de Alex —deja la caja a sus pies, dándose la vuelta.

—¡Tú definitivamente no vas a hacer eso! Las fotos del baile son por definición las peores de la existencia, sobre todo cuando finges ser hetero en esas fotos —escupe la mayor.

—¡Por eso! No hay mejor manera de explicar qué es un baile —le frunce el ceño, porque es lo más obvio del mundo.

—¿Es como una fiesta? En la DEO no tenemos fiestas —interviene Mike sonriendo con ilusión. Lena cambia su rostro a uno de disgusto en respuesta.

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