Brainy sale corriendo para escapar de los brazos de Alex y se detiene frente a Sam, quien se cruza de brazos al verlo corretear por allí. Él le sonríe tan inocentemente como puede, luego rebusca en su pantalón para obtener un lapicero.
—¿Ahora es un buen momento para hablar acerca de qué clase de ser eres? —pregunta y Kara, quien aparece detrás de Sam, le sonríe con los ojos brillantes. Si tuviera la certeza de que no perdería la mano al hacerlo, le revolvería el cabello. La castaña suspira.
—Ella es un ser del tipo gruñón —responde la rubia, sujetando los hombros de su amiga.
—Ah, Alex dice lo mismo de Lena —murmura, tomando nota en un pedazo de papel, el cual apareció de Dios sabe dónde. Kara suelta una risa leve.
—¡Brainy! Vuelve aquí, tu tarea de sábado es sacudir los muebles, si no lo haces te quedarás sin postre —Alex aparece con un plumero en la mano y la mirada iracunda.
—Puedo vivir sin postre.
—¡Brainy! —exclama Alex antes de salir corriendo detrás del niño azul nuevamente. Lena en lo alto de la escalera observa la escena, luego mueve la mano y un hilo invisible —según adivina Kara— se cruza en el camino de la chica mayor, haciéndola caer de cara al piso. —¡Lena! —en esa casa sólo hay gritos. Sam suelta una carcajada sin poder contenerse, igualmente se acerca para ofrecerle la mano a Alex y ayudarla a ponerse en pie. Con una puntería increíble Alex empuña el plumero para lanzárselo a Lena, acertando. Ella le frunce el ceño y por como levanta la mano está amenazándola.
—Voy a incendiarte la cara.
—Eso si me alcanzas primero —en una mueca infantil la de cabello corto le muestra la lengua. —Y si yo no alcanzo a Brainy, tú seguro no me atrapas a mí —ante esa declaración sale corriendo y Lena, claro, detrás de ella. Si en verdad quisiera hacerlo ya le habría prendido fuego.
Kara desde su escondite personal —Samantha Arias— observa la escena con los mismos ojos brillosos con los cuales mira a Brainy, incrédula y fascinada. —¿Cuál es nuestra tarea de sábado? —susurra, sobre todo para sentirse incluida en esa dinámica casi familiar.
—No nos quedan muchas tareas disponibles —dice Eliza desde la puerta de su oficina en casa. Al menos según lo que ha escuchado Kara en retazos de conversaciones eso debe ser esa habitación. La rubia da un respingo ante su aparecimiento, aún desacostumbrada a la presencia constante y no necesariamente mala de adultos. —Pero el jardín necesita un poco más de atención, Nia hace su mayor esfuerzo, no le vendría mal un poco de ayuda.
La rubia asiente enseguida, acatando la orden —sin tono de orden—.
—Y... ¿chicas? —dos pares de ojos enfocan a Eliza, reciben una sonrisa. —Bienvenidas, si pueden ignorar que tres cuartas partes del tiempo Alex está gritando mejor —a Kara se le pintan de rojo las mejillas, le resulta halagador escuchar la voz honesta de Eliza recibiéndolas con alegría. No como si fueran una carga o una molestia.
—Gracias —susurra.
Las manos de su amiga castaña están manchadas de tierra, ella no parece reparar en ese hecho. Con la mano derecha sujeta una pala, aunque nadie sería capaz de adivinar si la ha usado para algo, es casi imposible desparramar tanta tierra al hacer tareas de jardinería. Kara está apoyada sobre sus rodillas haciéndole compañía a Sam en su labor de hacer agujeros en la tierra y cubrir las plantas. Ella sólo se encarga de regarlas, ocasionalmente finge cavar en el piso, aunque su actuación no cumple el objetivo.
Lena observa desde su habitación —compartida con Alex— a las nuevas chicas, les frunce el ceño en una reacción completamente inconsciente, aún si tuviera conciencia de ella no la evitaría, porque ella es así.

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Un lugar seguro
FanficA menudo la vida es una sucesión de eventos imprevisibles y desagradables. Lena odia los imprevistos, Kara en cambio, se convierte en su definición de imprevisto, llenándole la vida de momentos a lo cuales jamás habría imaginado acceder. Durante su...