19. Te amo, hoy y siempre

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A pesar de las ganas de festejar con sus amigos y familia el haber ganado el campeonato nacional, la realidad era que Kohaku se sentía molida luego de la pelea, y creía que podría llegar a dormir dos días seguidos de tan cansada y aliviada que se sentía. Luego de darse una rápida ducha en el baño del vestuario para limpiarse el sudor y la sangre, fue a la sala médica del estadio para una revisación general, donde el doctor le daría su veredicto de cuánto y qué tipo de descanso necesitaba para recuperarse. Por suerte, no se había roto nada, pero sí tendría un par de semanas de varios hematomas bien feos, además del corte en la ceja. El doctor le sugirió dos días de reposo, además de una dieta para reponer vitaminas y minerales.

Eso no quitó que cuando salió del estadio, de la mano de Stan y acompañados de Tsukasa, su familia y amigos los seguían esperando.

- ¡Campeona! ¡Campeona! –Gritó Nikki emocionada, tomándole la mano ya que no se animaba a darle un abrazo para no estrujarla– ¡Eres la campeona más joven de Japón, Kohaku!

- ¡Hija! ¿Cómo estás? –Preguntó preocupado Kokuyo, a quién le habían dolido como propios cada uno de los golpes que ella había recibido– Estoy tan orgulloso de ti, mi pequeña.

- Papá... –Asintió conmovida, y miró luego a Nikki para agradecerle, pero se encontró repentinamente en brazos de su hermana.

- ¡Kohaku, me preocupaste tanto! –Las lágrimas colmaban los ojos de Ruri, mitad inquietud, mitad emoción– Pero estás bien, estás bien.

- Sí, lo estoy, Ruri.

Continuó recibiendo las felicitaciones de todos, agradeciendo el apoyo y presencia uno por uno, hasta que Stan le habló al oído con discreción.

- ¿Quieres descansar, o te gustaría que los invitemos a todos a casa?

- ¡Ah! No había pensado en esa posibilidad. De verdad que tengo ganas de descansar el cuerpo, pero bien podría hacerlo en casa, y que vengan los demás.

- Yo me ocupo de comprar algo rico para cenar y festejar y después los alcanzo, ¿te parece?

- ¡Sí! Gracias, amor –le dio un casto beso en los labios, y miró al grupo– ¿Qué les parece si continuamos en casa? Además, sería la primera vez que puedo invitarlos a nuestro hogar a todos juntos, y Senku y Chrome todavía no la conocen, ni a Sam.

- ¿Iríamos todos? –Preguntó Chrome, deteniendo su mirada unos segundos más de la cuenta en Ruri.

- Sí, todos. Me encantaría que vinieran todos al menos un rato, pero preferiría que sea en casa para relajarme un poco más.

- Yo no sé si pueda, leona –dijo Senku con una mueca de disculpa, y se explicó– Hay alguien esperándome, que vino de visita. No vino conmigo porque llegó hoy a la mañana de un largo vuelo, y estaba cansada y desorientada con el jet lag.

- ¿"Cansada"? –Preguntó Ryusui, sorprendido– Espera, espera...

- ¿Y que llegó de un largo vuelo para verte? Senku-chan, me parece que hay algo que no nos has contado de tu viaje –dijo Gen con su voz cantarina.

- Y eso que somos sus amigos más cercanos –chasqueó el rubio, cruzándose de brazos– Pero si tomó un vuelo para verlo, es algo grande. ¿Acaso es tu novia?

- Sí –Respondió Senku casualmente, rascándose la oreja con un dedo.

- ¡Oooh! El año pasado cuando nos vimos en la NASA, ya me parecía –dijo Kohaku recordando con una sonrisa– ¿Es ella?

- No éramos novios entonces, sólo empezábamos a salir, pero sí. Luna Wright, es estudiante de medicina, pero por contactos de su padre acabó haciendo prácticas para el servicio médico de la NASA.

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