- Lo reconozco, me ganaste totalmente, me hiciste bajar la guardia. Pero yo también gané. Te gané a ti.
Kohaku tardó varios segundos en entender realmente esa última frase, esas cuatro palabras. Al principio sólo pensó de forma competitiva, e inmediatamente su mente se dirigió a revistar en qué había fallado, porque estaba segura que le había ganado al lograr escapar de la llave de artes marciales de Stan. Y estuvo a punto de retrucarle, hasta que vio la sonrisa satisfecha que adornaba el rostro de él. Y se dio cuenta, de que lo había besado. Pudo haber sido un juego y una broma, pero sin dudarlo lo había besado por voluntad propia. Podía admitirlo frente a él, o podía ignorarlo para salvarse de la incomodidad, no estaba segura de qué quería hacer, ni qué sucedería. Pero Stan terminó decidiendo por ella, y más bien pareció inclinarse por la última. Se levantó, y le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie. Aunque ella era tan ágil que no le hacía falta ayuda, no le rechazó la mano para que él no la malinterpretara.
- No sé si esa táctica tuya sería aprobada en un duelo de verdad, pero personalmente debo decir que sí te hizo vencer esta vez. Nada mal, nada, nada mal.
- No es como si fuera una táctica mía. Yo...
- ¿Entonces dices que fue especial para mí?
Agh... pensaba que él había decidido ignorarlo o dejarlo pasar, pero se había equivocado por mucho... mientras pensaba qué contestaba, él volvió a hablar.
- Bueno, la clase terminó. Creo que recuerdas que hoy era la última de nuestro contrato mensual, ¿cierto?
- Sí. Hmmm ¿y qué vamos a hacer nosotros?
- ¿A qué te refieres?
- ¿No nos veremos más? No tenemos otros puntos de encuentro en común –No estaba segura si él se estaba haciendo el tonto para hacerla expresar sus intenciones.
- Eso depende de lo que tú quieras. Yo dije que fue la última sesión de nuestro contrato laboral, pero me gustaría seguir viéndote, lo sabes. Y ya no habría problema de mezclar lo profesional con lo personal.
- Sí... yo... creo que me gustaría seguir viéndote, lo paso bien contigo.
- Gracias, lo mismo digo –Le obsequió otra de sus sonrisas demoledoras– Si quieres, mañana es sábado, puedes venir a almorzar, y festejamos el cierre de tu gran desempeño como profesora, y yo me considero aprobado también. ¿Qué opina, profesora?
- ¿Eh? Ay no, no me llames así, ya es bastante vergonzoso sentirme que le estoy robando el trabajo a algún profesor verdadero...
- Pero lo hiciste muy bien, confía más en ti y siéntete orgullosa, fue un buen trabajo de tu parte. Bueno, ¿te parece, entonces? Cocino algo que te guste y celebramos.
- Sólo aceptaré si me dejas cocinar a mí también. Bueno, en realidad no sé cocinar, tienes que enseñarme. Pero si no te molesta, me gustaría aprender, y hasta ahora tus platos no decepcionaron.
- De acuerdo, es un trato. ¿Qué te gustaría comer? ¿O prefieres que te sorprenda?
- No quiero ser repetitiva, pero me gustó mucho el plato que hiciste la otra vez. El que era agridulce y picante, esa receta original tuya.
- Ooh, así que quieres robarme mis secretos culinarios. Pero acepto, no puedo decirte que no cuando lo tienes tan claro. ¿Te paso a buscar?
- No, ya que el contrato de trabajo termina hoy, no tienes que hacerlo, puedo venir sola. –Miró el reloj en su muñeca– Ah, maldición, me tengo que ir a trabajar ahora, no me di cuenta que se pasó mucho tiempo con lo de la práctica de las llaves.
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Otros Caminos
RomanceStan y Kohaku se conocen y al poco tiempo él le pide que dé clases de japonés. En ese entonces ella sale con Senku, pero una fuerte escena de celos termina con la pareja, y Kohaku decide seguir adelante. Se encontrará con la personalidad seductora y...