***30 - Buenos Augurios***

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Luego de la celebración navideña, la felicidad de Kohaku parecía competir en brillo con el sol. Tanto era su entusiasmo por su nueva y propia sede de entrenamiento y enseñanza con Tsukasa, que no pudo aguantarse de esperar hasta después de año nuevo para empezar las reformas. Lo principal eran trabajos de pintura y limpieza, y otros pequeños arreglos, habían comprobado antes de comprarlo que la plomería y el sistema eléctrico estuviera en condiciones.

La misma tarde del veintiséis de diciembre Kohaku se dispuso a hacer las averiguaciones para comprar los botes de pintura y las herramientas. Pese a las protestas de Stan de que podían contratar un pintor además del albañil que haría los arreglos menores, la rubia no quiso ceder en que prefería ella misma pintarlo junto a Tsukasa, ya se lo había preguntado a la mañana y él había aceptado. Sería un tanto trabajoso, pero había algo muy satisfactorio en ser parte de poner el lugar en impecables condiciones, y no tendrían que preocuparse por Saori ya que su niñera Suika la cuidaría. El estadounidense no quedó conforme, y él tampoco podría ayudar aunque quisiera, ya que tenía las manos llenas con su proyecto de trabajo para lograr su ascenso.

Llamó a Tsukasa por teléfono sin que su esposa se enterara, para que el castaño reconsiderara esa idea, pero tuvo que resignarse cuando el luchador le dijo que pensaba parecido, pero él tampoco había podido disuadir a Kohaku. Cuando ella tenía una idea y entusiasmo tan fuerte por algo, era inútil la resistencia, su respuesta había sido algo como "si tú no quieres no hay problema, lo haré por mi cuenta". En lo que sí tanto Stan como Tsukasa tuvieron que ponerle un freno a la inspirada joven, fue al decirle que esperara unos días después que comenzara el año nuevo para empezar a trabajar en los arreglos, así como para contratar al albañil, ya que ella quería empezar esa misma semana. Pudieron convencerla de esperar para pintar, pero no de postergar también al trabajador, el argumento de ella había sido que sólo le preguntaría al hombre si podía empezar, y si estaba disponible le daría el trabajo, sin presionarlo.

Kohaku le pidió recomendaciones a su padre, que muy gustoso le pasó el contacto del obrero, quien resultó ser un hombre de mediana edad con mucha predisposición al trabajo, y no tenía problema en empezar de inmediato, y terminar su parte antes de año nuevo. Eso dejó más tranquila a la rubia, y Tsukasa aprovechó para tomarse unas vacaciones con su hermana Mirai en Nagano. El matrimonio había decidido quedarse en casa en esos primeros meses vacacionales, con Saori de tan sólo siete meses recién cumplidos y en pleno invierno con algunas nevadas, no querían hacerla pasar frío. Stan se tomó más relajado su proyecto de trabajo, al menos esa semana y la de Año nuevo para refrescarse y descansar, pasando más tiempo con su hija y su esposa, ya que en cuanto comenzara el año tanto él como Kohaku estarían bastante ocupados, ella con pintar y luego amueblar la sala, y él con su trabajo.

El fin de año lo pasaron tranquilos en familia, Stan, Kohaku, Kokuyo, Xeno y Tatyana juntos, ya que Ruri y Chrome se habían tomado unas vacaciones juntos en Kioto. Como la pareja de científicos estadounidenses no conocía la celebración típica de Japón, la propuesta especial de ese año fue hacerla de ese modo. Cenaron tarde, disfrutando el tradicional cuenco de soba que Kokuyo se ofreció a preparar, un plato sencillo de sopa de fideos con un poco de cebolleta picada por encima, aunque le pusieron un toque extra al agregar un crujiente tempura de verduras y mariscos para acompañar. Como eran pocos, cenaron cómodamente sentados alrededor del kotatsu, disfrutando de la abrigada manta que les cubría las piernas y los mantenía calentitos en esa noche invernal.

Luego de brindar con sus mejores deseos de prosperidad, se asomaron a las ventanas para observar los fuegos artificiales propios de la gran ciudad de Tokio, sin animarse a salir ya que podían ser muy ruidosos y asustar a Saori, mientras que Sam y Aki estaban ansiosos pero más acostumbrados, ellos solos se habían ido a la parte de la casa en la que estaban más tranquilos. Cuando a la media hora amainaron, llegó el momento en que Xeno y Tatyana decidieron volver a su departamento, aprovechando para pasear y disfrutar del festivo ambiente callejero.

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