11. ¿Confianza traicionada?

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La noche del 3 de enero del nuevo año, Kohaku, Stan y Xeno arribaron al aeropuerto de Tokio al volver de sus vacaciones. Para sorpresa de todos, Kokuyo y Ruri los estaban esperando allí, con un adorable cartel de bienvenida que sostenía la hermana mayor. Kohaku le dejó su valija a Stan, y corrió para abrazarla, feliz de volver a verla. Su padre también se acercó a unirse al abrazo familiar, y luego saludó a los dos hombres, diciéndoles que los iba a llevar a sus casas en su auto, ya que seguro estaban cansados de un viaje tan largo.

Durante el trayecto compartieron algunas breves anécdotas, en especial de cómo habían pasado cada uno el festejo de año nuevo. Dejaron a Xeno primero en su departamento, y luego a Stan. Para cuando llegaron a la casa familiar, Ruri no pudo aguantar más las ganas, y le pidió a su hermana menor de ver ese hermoso anillo.

- Ruri, es sólo un regalo de noviazgo.

- Lo sé, Kohaku, pero es muy romántico. Aunque confieso que pensamos que era más que eso, más cuando vimos que Stan también llevaba uno.

- Sí, yo también me confundí, no me hagas recordarlo.

- Si hubiera apostado mis ahorros a que Ruri se casaba primero, hubiera quedado en bancarrota, contra toda probabilidad.

- ¿Tú también, papá?

- Hija, es innegable. No digo que pronto, pero se puede ver que Stan va en esa dirección contigo. Aunque preferiría que te cases después de ser mayor de edad. Mientras el compromiso esté, pueden postergarlo hasta entonces, conocerse más...

- ¡Pero no estamos comprometidos! No hay nada que postergar, ni vamos a pensar en eso por un buen tiempo, al menos no yo. Y creo que le dejé en claro a Stan, sin querer, que no me convencía la idea de que fuera ese otro tipo de anillo. Me dijo "antes de que me rompas el corazón..."

- Eres tan directa, Kohaku, ya me puedo imaginar que se lo dijiste... Puedo entender a Stan, con la dura vida que tuvo, al fin conocer un poco de felicidad después de tanto tiempo lo debe emocionar mucho, pero está bien que le pongas un freno sutil, tienen toda la vida por delante para disfrutar juntos, sin apuro.

- Sí, aunque de verdad esta vez fue mi culpa la ansiedad... y la otra vez... es que no pude evitarlo.

- Y dicen que uno no tropieza dos veces con la misma piedra –bromeó Kokuyo a costa de su hija.

- ¡Ya, basta! Me voy a arrepentir de darles los regalos que traje para ustedes. Pero los que les debemos de navidad se los vamos a dar la próxima vez que cenemos juntos con Stan, es lo justo.

Kohaku les entregó varios pequeños regalos, decoraciones pequeñas de algunos de los lugares que visitaron, y luego les mostró todas las fotos que había sacado, contándoles las anécdotas de cada lugar. A Ruri le interesaba mucho la historia, por lo que su hermana menor había hecho el esfuerzo de recordar todos los detalles que había aprendido, muchos de ellos explicados por Xeno.

Al día siguiente, Kohaku retomaba su jornada laboral en el restaurante de ramen, y aunque estaba entusiasmada con volver a su vida normal, ya estaba sufriendo internamente al pensar en las infinitas bromas que Mozu le iba a hacer por el anillo. Siempre bromeaba con que era el "padrino" de esa relación, ya que él era el amigo en común y el que los había presentado en aquella vieja fiesta suya, por lo que estaba encantado con ver que iban tan en serio, y en especial ver a Stan más feliz de lo que lo había visto nunca.

Una alarma del teléfono de la rubia sonó, y cuando lo miró, se sorprendió: 4 de enero... el cumpleaños de Senku. Sólo lo veía ocasionalmente en el restaurante, ya que él y su padre Byakuya seguían siendo comensales habituales del lugar, y tenían un trato cordial y amistoso, pero no como para seguir hablando fuera de sus ocasionales encuentros allí. Al parecer, se había agendado su cumpleaños cuando estaban saliendo tiempo atrás, para no olvidarse... pero ahora no tenía mucho sentido.

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