¿De verdad ese hombre a su lado era real? Eso era lo que Kohaku se preguntaba cada vez que lo miraba, dormido, o despierto, y la preguntaba no dejaba su mente, aunque ya hubieran pasado algunas semanas desde que empezaron a salir. Apenas podía contenerse de contemplarlo a escondidas, cuando él estaba profundamente dormido, o cuando estaba concentrado en algo y no se percataba de la mirada de ella. O eso al menos creía, porque a veces lograba captar una finísima sonrisa en sus labios cuando se le quedaba mirando, y aunque él no se volteara, cuando pasaba por su lado solía darle un rápido beso en el rostro, ya sea en su frente, nariz o pómulos, pero no en sus labios, como jugando con ella.
¿Desde cuándo se había vuelto así ella? No estaba segura de que fuera una cuestión romántica por así decirlo, de tenerlo en sus pensamientos todo el día, o no de una forma tierna, aunque no podía negar que sentía cosas por él, que lo quería. Aunque otras veces no podía sacárselo de la cabeza realmente, pero porque no podía evitar las sensaciones que le quedaban en el cuerpo o las imágenes que le venían a la mente, en especial luego de pasar una noche con él. No tenía mucho con qué comparar, lo sabía, no iba a hacerse la experta en salir con hombres, ni en largas noches de pasión. Pero con Stan estaba aprendiendo en modalidad intensiva, porque detrás de esa fachada tan serena y controlada, se ocultaba un hombre muy apasionado con todo lo que hacía. Él era pura entrega y pasión, era arrollador, una guerra sin cuartel. Y cuando Kohaku se quedaba a dormir en su casa, compartir la intimidad era lo último que hacían en el día, y lo primero cuando se despertaban, aunque no se iba a quejar, salvo cuando sentía las piernas como gelatina y tenía que entrenar duro luego, eso sí era un calvario a veces.
Y lo más glorioso era que parecía ser un hombre que disfrutaba más de dar placer que de recibirlo, siempre asegurándose que ella alcanzase la cima del placer, por lo menos una vez, nunca había sido egoísta con eso. Su frase de cabecera, que a Kohaku siempre le provocaba un estremecimiento de expectativa, era la amenaza sensual más dulce que había escuchado en su vida: "Todavía no terminé contigo". Era una invitación directa a perder la cordura por el placer, si eso podía existir. Pero ella no se quedaba atrás, no con su temperamento y energía, por lo cual, quedaban implícitamente de acuerdo para verse cuando sabían que al día siguiente no tenían muchas exigencias por delante, o durante los fines de semana.
Kohaku lo único que podía asegurar era que estaba siendo malcriada como nunca antes, casi la incomodaba a veces, porque ella era muy independiente. Si bien Stan nunca la invadía, siempre tenía alguna atención para ella, ir a buscarla al trabajo por las noches para dejarla en su casa, obsequiarle alguna flor o dulce, cocinarle...incluso más de una vez la despertó con un desayuno en la cama. Ni siquiera eran novios, y él hacía todo eso con una naturalidad pasmosa, sin esperar nada a cambio. Kohaku se reía por dentro, pensando que Stan le estaba poniendo la vara demasiado alta a cualquier otro pretendiente, si lo pudiera haber, y sinceramente creía que no había muchos hombres que pudieran ser como él. Claro, así como tenía todas esas luces, también tenía su buena cuota de sombras y traumas del pasado que lo acechaban, pero eso no la alejaban, más bien lo contrario, sentía cada vez más el impulso de querer "sanarlo", y devolverle su fe en poder tener una vida plena.
Un domingo por la tarde, estaban retozando en el sillón, él leyendo un libro, y Kohaku otro, pero de los estudios de la preparatoria, recostada con la cabeza apoyada en las piernas de él. De pronto el teléfono de Stan vibró en su bolsillo, y lo sacó para mirarlo, pero luego lo arrojó a su lado sobre el sillón.
- ¿Trabajo? –le preguntó Kohaku
- Sí, pero era un recordatorio de que mañana tengo una sesión de fotos, de esos trabajos de modelaje para publicidad. De una marca de ropa esta vez, aunque no voy a ser el único, va a haber otro hombre también.
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Otros Caminos
RomanceStan y Kohaku se conocen y al poco tiempo él le pide que dé clases de japonés. En ese entonces ella sale con Senku, pero una fuerte escena de celos termina con la pareja, y Kohaku decide seguir adelante. Se encontrará con la personalidad seductora y...