Capitulo 16

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       El diario secreto.

Hermione pasó varias semanas en la enfermería, y por supuesto corrieron rumores sobre su desaparición cuando el resto del colegio regresó de vacaciones de Navidad

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Hermione pasó varias semanas en la enfermería, y por supuesto corrieron rumores sobre su desaparición cuando el resto del colegio regresó de vacaciones de Navidad.
Eran tantos los alumnos que se daban una vuelta por la enfermería para ver si era cierto que había sido atacada, que Madame Pomfrey quito las cortinas de su propia cama poniéndolas en la de Hermione para que nadie la viera con la cara peluda.

Beth, Ron y Harry iban a visitarla todas las noches. Cuando comenzó el nuevo trimestre, le llevaban los deberes.

—Si a mí me hubiera salido bigotes de gato, aprovecharía para descansar —dijo Ron una noche.

—No seas tonto, Ron, tengo que mantenerme al día —replicó Hermione.

—Además que no quiere que la adelante y le gane —bromeó Beth con ella.

La castaña la ignoro.

—¿Tienen alguna pista nueva?

—Nada —dijo Beth empujándola subiendo a la cama con ella—. Espera, ¿qué es eso?

Beth sacó de debajo de su almohada, una carta que leyó en voz alta para los otros dos:

  A la señorita Granger, deseándole que se recupere muy pronto, de su preocupado profesor Gilderoy Lockhart, Caballero de tercera clase de la Orden de Merlin, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra las Fuerzas Oscuras y cinco veces ganador del Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista «Corazon de Bruja»

Beth soltó la carta como si se quemara poniéndose de pie, cuando Madame Pomfrey los sacaba.

—Necesito hacer un broma después de leer eso, los abandono —dejó un beso rápido en las mejillas de ambos para cambiar de pasillo buscando a sus gemelos favoritos.

—¡Te estas juntando mucho con mis hermanos! —le gritó Ron.

—Ellos se juntan conmigo, soy la líder pelirrojo —le guiño el ojo desapareciendo de su vista.

Los busco por varios minutos sintiéndose decepcionada cuando no los encontró, en cambio encontró a Aisha en los jardines y fue a reunirse con ella.

—¡Aisha! Hola, ¿cómo estás? —Beth se sentó a un costado de ella.

—¡Lizzie! Que gusto verte, me tenías abandonada, solo hablas con el pomposo de Diggory —la rubia fingió un puchero.

—Escuche que decían mi nombre, para que soy bueno —Cedric llego por un pasillo, tomando asiento junto a Beth pasando su brazo por sus hombros.

—Para nada —Aisha se burló del castaño, que se llevó una mano al pecho ofendido.

—En realidad, Aisha me decía que, ¿cuando la invitas a una cita? —Beth estaba bromeando pero al ver las caras sonrojas de sus amigos, sus cejas se alzaron, más no mencionó nada.

Beth y la Camara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora