Capitulo 24

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El heredero de Slytherin.

Harry corría por esos largos túneles, había dejado a Lockhar y a Ron detrás, con un solo objetivo en mente salvar a Beth

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Harry corría por esos largos túneles, había dejado a Lockhar y a Ron detrás, con un solo objetivo en mente salvar a Beth. . . y a Ginny.

Al doblar sigilosamente otra curva, vio delante de él una gruesa pared en la que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos.

Tenía que intuir lo que debía hacer, se aclaró la garganta, y le pareció que los ojos de las serpientes parpadeaban.

—¡Ábrete! —dijo, con un silbido bajo.

Las serpientes se separaron al abrirse el muro. Las dos mitades de éste se deslizaron a los lados hasta quedar ocultas, y Harry, temblando pero con decisión entró.

Corrio por el pasillo, observando todo a su alrededor al llegar al final pudo ver dos cuerpos tendidos en el suelo.

—¡Beth! —gritó, Esta levantó su cabeza al reconocerlo.

—¡Harry! —llegó hasta ella hincándose en sus rodillas, abrazándola muy fuerte.

Al separarse Beth miró su rostro, suspirando tranquila antes de mover a Ginny, rogando que se despertara, el muchacho volvió a hablar y Harry lo miro con sorpresa.

—Tom. . . ¿Tom Ryddle? —Harry se levantó, y Beth continuó mirando a Ginny hasta desviarse a Ryddle sorprendida.

—Eso es, imposible. ¿Eres un fantasma? —se intentó incorporar de nuevo, haciendo una mueca por el dolor de su cabeza.

—Soy un recuerdo —respondió tranquilamente, mirando a ambos—, guardado en un diario durante cincuenta años.

Beth observó el diario del mismo en las manos de Ginny, mientras Harry le rogaba a Ryddle que las ayudara a salir de allí, no le sorprendió que éste no les brindara su ayuda, cuando miro de nuevo a Ryddle este sujetaba la varita de Harry hacia ambos.

—He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter —dijo Ryddle—. Quería verte. Y hablarte, debo decir que es una sorpresa que una descendiente del mismo Salazar Slytherin viniera contigo, no conocía de tu existencia niña.

Harry se giró confundido así ella, mirando a Tom desesperado.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó con la boca seca.

Beth pasó saliva, cerrando sus ojos su cabeza estaba empezando a punzar.

—¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter? —dijo sin inmutarse Ryddle—. Ginny Weasley abrió la Cámara de los Secretos. Ella retorció el pescuezo a lo gallos del colegio y escribió los mensajes en las paredes. Ella echó la serpiente de Slytherin contra los cuatro sangre sucia y el gato del squib

—¡Ella jamás lo haría! —a Beth le dolió la cabeza al decir eso, estaba mareada con ganas de vomitar.

—Sí —dijo Ryddle con calma—. Por supuesto, al principio ella no sabía lo que hacía. Fue muy divertido. Me gustaría que hubieras podido ver las anotaciones del diario. Se volvieron muy interesantes. . . Querido Tom —recito, contemplando hacia ambos—, creo que estoy perdiendo la memoria. He encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé por qué estaban ahí. Querido Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato y yo tengo manchas de pintura en la túnica. Querido Tom, Percy me sigue diciendo que estoy pálida y que no parezco yo. Creo que sospecha.

Beth y la Camara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora