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Harry.

Carolina se encontraba encima mío moviendo sus caderas desesperadamente, la fricción que generaba hizo que mi amigo respondiera y el bulto empezará a crecer. Tomé entre mis manos su rostro y la besé con fuerza, ella soltó un jadeo animándome a seguir. Con rapidez, quité su top, besando sus pechos y mordiéndolos, ganándome varios gemidos que solo me prendían más.

La acosté sobre la cama y terminé por sacar su ropa, ella no se quedó atrás y me desvistió completamente. El aire era denso y cargado de nuestras respiraciones, mis pensamientos estaban nublados por sus movimientos bajo de mí, me encontraba embriagado por ella.

Así, la embestí con fuerza, haciendo que su espalda se despegara del colchón, seguí mis movimientos mientras soltaba alguna que otra grosería. Carolina era un nudo de cabellos pelirrojos y pecas, estaba preciosa, incluso así, era preciosa.

Cuando empecé a sentir mis movimientos torpes, ella se contrajo y me hizo soltar un gruñido, haciendo que ambos llegáramos y nos perdiéramos en ese paraíso.

Ella no dijo nada, la acomode a mi lado y le di un beso en la frente.

—Eres muy bueno —soltó haciéndome reír. —¿Qué se supone que es esto?

—No lo sé —suspiré. —Nunca he sido de buscar el amor ¿Sabes? Creo fielmente que el amor se presenta de distintas maneras y distintas formas siempre, creo que el amor es más sincero cuando lo encuentras sin buscar, cuando llega a ti y destroza todo a su paso poniéndote de cabeza. Quiero admitir que me tienes encantado, eres preciosa, no se muy bien que siento dentro de mí, pero no quiero que acabe —me giré quedando cara a cara con ella, la siento acariciar mi rostro con sus delicadas manos.

—Me siento igual ¿Sabes? Como una...

—Chiquilla enamorada —ambos mencionamos, nos miramos y sonreímos cómplices del momento que estábamos teniendo.

—Eres increíble —murmuré oliendo la piel de su cuello, llenándome de su aroma, disfrutándola.

—A cuantas mujeres les habrás dicho eso, Harry —sus sonrisa chinita me contagió.

—Te prometo que a ninguna.

—Ujum —sus manos viajaron hasta mi cuello, sentí leves caricias en mi nuca y me hundí en su pecho, sintiéndome protegido.

—Escucho como late tu corazón —susurré.

—Escucha mejor —susurró. —Ha rry.

Levanté la vista para encontrarme con sus ojos celestes, ella me regaló una caricia, pero más que eso, me regaló un momento precioso que guardaría en mi memoria para siempre.

—Te quiero —mi voz fue lo único que se escuchó en la oscuridad de la habitación.

—Y yo a ti, Harry —su voz llenó por completo ese espacio vacío, me llenó por completo haciendo caricias en mis oídos.

—¿Te sientes igual que yo?

—Ha sido un mes maravilloso a tu lado, Harry, tú eres maravilloso , déjame disfrutarte todo lo que pueda —me dio un tierno beso y luego cerró sus ojos.

—Disfrútame todo lo que quieras, Carito.

Sabía que tiempo era lo último que tenía, sabía que debía contarle quién era realmente y sabía que por donde lo mirara, las posibilidades entre nosotros eran nulas, pero entonces, apague mi cerebro y escuché a mi corazón, que me decía que disfrute tanto como pueda a esta bella pelirroja que se encontraba entre mis brazos.

A la mañana siguiente, me encontré con una visión naranja, los cabellos de la pelirroja estaban por todas partes.  Ella dormía en paz, transmitía calma y era todo lo que necesitaba en ese momento. Sonreí y tomé mi celular, con sumo cuidado le saqué una foto que guardaría conmigo fuera donde fuera, siempre, porque ella salía preciosa, ella siempre estaba preciosa.

Carolina [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora