Temporada 2 - Capítulo 02

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Harry.

Carolina dormía sobre el sofá que se encontraba en aquella habitación del hospital. Todo era tan frío y lúgubre, no era un buen ambiente, por donde lo vieras, para un pequeño niño de tres años.

Noah.

Su ceño era fruncido y su respiración dificultosa, se removía en la gran cama de vez en cuando. Mire mi reloj, son las cuatro de la madrugada y no pude despegarme de Carolina ni de su hijo ¿Por qué? No lo sé, quizá sea culpa por haberla abandonado y engañado hace algunos años atrás. Quizá una parte de mi quiera enmendar lo mal que la hice sentir o quizá, el pequeño niño de rulos me da tanta ternura que se me encoge el corazón al verlo sufrir.

—Mami —susurró débilmente moviendose en la cama clínica.

Sh, está dormida, campeón ¿Te encuentras mejor? —dio una mirada a su mamá y luego conectó sus ojos con los míos.

Verdes.

Saqué rápidamente mi vista, algo dentro de mí se removió y me hizo sentirme intranquilo. 

—¿Pede dame agua, pofavo? —su dificultad por pronunciar la r me dio ternura, asentí para acercarme a la pequeña mesa de su lado.

Toqué la jarra de vidrio asegurandome de que el agua se encontrara tibia, al asegurarme, serví en un vaso de cristal el líquido.

—Toma —le sostenía el vaso mientras que, con un sorbete, tomaba rápidamente el agua. —No tan rápido, campeón, te puedes atorar.

—Gashas.

Le sonreí, lo acomode y pude darme cuenta que su espalda se encontraba sudada. Busqué con la mirada el maletín que Carolina había traído de la escuela de Noah, rebusque con la esperanza de encontrar algo para cambiarlo.

¡Bingo!

Una camiseta limpia.

—Amiguito, voy a cambiar tu ropa porque está sudada y te puedes enfermar peor —Noah me miró para alzar sus manitos al aire.

Me encargué de secar su espalda, le coloqué la prenda limpia y lo volví a recostar.

—¿Harry? —su voz me sobresaltó.

—Tenía sed y la camiseta mojada, lo cambié, lo siento si…

—Gracias —la característica sonrisa de la chica pelirroja me endulzó, haciendo que le devolviera el gesto.

Noah volvió a dormir, me senté al costado de ella, estando en silencio completamente, donde solo la máquina que tenía el pequeño en sus manos, sonaba.

.

.

.

Amanecí con dolor de espalda, mi campo de visión era rojo. Con cuidado y ayuda de mis manos, retiré los cabellos de Carolina de mi rostro. Noah se había despertado hace un rato ya que veía tranquilamente una especie de dibujos en la tv.

—Mierda, ya amaneció.

—Styles, no digas groserías delante de Noah —Carito me llamó la atención haciendo que sonriera.

—Lo lamento —reí bajito.

Ocupé el baño para asearme, luego sin saber que hacer, regresé a la habitación.

—Bien, gracias Susan, te aviso cualquier cosa.

—¿Está todo bien?

—Si, llamé a mi secretaria para cancelar mis reuniones hasta nuevo aviso, el doctor dijo que por lo menos sería una semana —su vista viajó hasta su hijo quien parecía ajeno a la situación. —Si debes retirarte, esta bien, ya nos acompañaste bastante, muchas gracias.

No quería irme.

—Eh, si, bueno, está bien —solté torpemente. Caminé hasta Noah para despedirme de él —Nos vemos, amiguito, te visitaré pronto.

—Aios.

Sonreí en dirección a Carolina, ella nos regaló una sonrisa pero parecía una mueca. Entendía que le incomodaba que estuviera aquí, pero solo quería ayudar.

—Mierda.

Escuché antes de abrir la puerta.

—¡Hill! No digas groserías delante de Noah —la imité haciendo que me fulminara con la mirada. —¿Qué sucede?

—Necesito ir por ropa limpia para Noah y para mi, además de traer algunas cosas de mi casa, le he escrito a mi amiga Mel para pedirle que venga y acompañe a Noah un momento, necesito ir rápido pero…

—No tienes auto —completé haciendo que me mirara. —Yo te llevo.

Sabía que no tenía alternativa y que lo único que le quedaba era aceptar. A regañadientes esperó que la famosa Mel llegara para dejar a Noah bajo su cuidado y prometer que volvería pronto.

Ya en el auto pude darme cuenta de lo madura y mamá que se veía Carolina, a pesar del tiempo, seguía viéndose preciosa, pero ahora era una mujer en toda la palabra, una mujer con un hijo, que al perecer, crío sola porque no hay señales del padre. Temo preguntar, temo cagarla, temo que se sienta incómoda y es lo último que planeo hacer en este momento.

—Una canción con mi nombre, eh —su frase me toma por sorpresa, me ruborizó de inmediato y niego avergonzado.

—Espero te haya gustado.

—Al parecer soy una chica buena y sucia ¿No es así? —ella siempre tan directa, me miró con la ceja alzada.

Eh... —me sentí tan avergonzado.

—Está en mi playlist de Spotify, siéntete halagado.

—Gracias, Carito —di por finalizado el tema viendo como una sonrisa traviesa se colaba entre sus labios.

She's a good girl.

Carolina [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora