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2001
(Jennie 5 años)

¿Soy yo o cada vez crece más inteligente que antes?.— el señor Kim observaba a su hija arman sin problema alguno los bloques que uno de sus familiares le había dado en su reciente cumpleaños.

—Nuestra hija es especial, desde la forma en que fue difícil traerla al mundo hasta la brillante mentalidad que muestra a tan corta edad.— su madre cada día estaba más orgullosa.

—No me imagino la bestia de negocios en que te convertirás.— rió el padre.

—¿bestia?, ¿negocios?.— la pequeña escuchaba a sus progenitores sin entender ninguna palabra.

Yves quien observaba sentada desde el suelo en la otra esquina rió levemente.

—Te entiendo pequeña esta gente solo piensa en como deben ganar dinero.—

—Las bestias son animales peligrosos, ¿seré un animal cuando crezca?.— si seria un animal querría ser un gato no una bestia.

Sus padres soltaron una carcajada por su inocencia, habían cosas que simplemente llevaba tiempo explicar aun si tu hija tenia un coeficiente intelectual alto.

—Es una expresión que entenderás cuando seas mayor Jennie.— explico su madre con dulzura.

—Tendrás un brillante futuro, al diablo los hombres mi hija les dará patadas en el trasero cuando sea una mujer hecha y derecha de negocios.—

—Querido no digas groserías frente a Jennie.— hablo su mujer mientras arreglaba parte de la comida en la mesa.

—Algún día podrás decirlas.— le susurro a la pequeña para después abrazarla.

A pesar de no comprender nada Jennie rio en los brazos de su padre, cualquier cosa era buena si terminaba con un acto afectivo de parte de las dos personas que más amaba.

El ángel mantenía casi siempre una sonrisa en su rostro, le agradaba ver que su pequeña estuviera en un ambiente sano, el señor Kim era un empresario renaciente, estaba consiguiendo buenos contratos mientras que su esposa era portavoz de una marca muy reconocida de Seúl, gracias a su esfuerzo su familia era estable e iba camino a ser de las más ricas del país, aún con tanto encima siempre tomaban el tiempo de cuidar bien de su hija y brindarle tiempo, la persona que la cuidaba mientras estaban ausentes era buena y honesta así que Yves tenia el trabajo facilitado.

—La etapa de la niñez es más aburrida cuando no existe algo en lo que debes intervenir.— dijo para si misma —esperare su pubertad para ayudar a calmarla.—

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—Maldición.— Lisa estaba adolorida en el suelo, su ropa tenia leves rasguños debido a la fuerza con la que salía expulsada su poder al no controlarlo.

—Como podrás notar la parte más difícil es dominar a la fuerza oscura por completo.— dijo quien había sido su maestro desde el inicio.

—Pero logre destruir el jardín, también lo volví infértil y nada crece ahí desde entonces.— se quejo —¿Por qué no puedo intentar con otro medio?.—

—Las flores generaron un desgaste físico muy potente, lograste dominarlo y estoy orgulloso de eso pero hay algo peor.— la ayudo a levantarse extendiéndose la mano —si quieres un pez más gordo necesitas una caña más grande, esas flores no son nada a comparación de humanos y si no son nada en humanos menos en nuestra especie.— explico.

—Pero al intentarlo algo dentro de mi se retuerce.—

—Eso es el causante de que no te lleve a  practicar con animales.— se sentó en unas piedras cercanas —debes contener aquello que te llevaría a la locura porque sino nos mataras a todos.—

El doble pecado del Ángel [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora