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De forma lenta y tortuosa Jennie movió el toque de su mano desde la cien hasta la barbilla de la rubia, memorizando la forma de su rostro al igual que la suavidad de su piel, quedo perdida viendo su mirada profunda llena de sentimientos como misterios, daba temor pero también una profundidad atractiva que la conmovió.

-Me encantan tus ojos.- dijo sin ninguna pena.

Sintió un escalofrío al ver como sus pupilas se hacían más grandes al bajar su mirada hacia sus labios con una pizca de deseo.

-Antes pediste saber más de mi.- la voz de Lisa estaba comenzando a sonar más gruesa -a veces dibujo cosas en mi mente relacionadas a momentos o personas que llaman mi atención.- levanto su mano entrelazada con la de la otra chica y la llevo a sus labios, el cuerpo de la castaña se estremeció al sentir el cálido suspiro que dicha extremidad sintió.

-Eso suena interesante.- Jennie estaba perdida en el aura seductora que se extendía entre ellas, algo muy profundo sin descifrar.

-No me concentro desde que apareciste, robaste mi creatividad, ahora solo quiero pintarte a ti.- La rubia se encontraba inhalando la atmósfera densa que le impedía sentirse cuerda, beso la parte sobresaliente de la mano de su contraria, aprovechando el momento retuvo sus labios un poco para dejar bien marcada la línea húmeda del contorno de estos en el sitio.

-Lisa.- susurro.

-Jennie.- contesto de la misma forma, ambas comenzaron a acercarse lentamente ansiosas de lo que estaba por venir.

En el cielo nocturno relució un potente rayo seguido por un trueno que le provocaron pánico a Lisa, olvidando en lo que estaban se lanzo para abrazar a la chica con fuerza tratando de protegerla.

-Lisa, ¿Qué sucede?, ¿le temes a los rayos?.- Jennie estaba desconcertada, cambiar de un estado al otro en un momento la había asustado.

-No, no, no.- decía con nervios sin soltarla casi tartamudeando.

-Me estas asustando Lis.- le hizo saber, pero se callo al escuchar como repetía un nombre.

-Valérie, Valérie, no te alejes, te llevaran, te mataran.- dijo casi en sollozos de angustia.

¿Quién era Valérie?, no debía ser inteligente para captar lo que la situación indicaba, esto gritaba un trauma el cual habitaba en el interior de la persona que la refugiaba en sus brazos.

-Tranquila, soy yo Jennie.- acaricio su espalda, no sabia como tratar estos casos -todo esta bien, nadie vendrá y no nos harán daño.- recordó las veces en que tenia miedo a la oscuridad, su madre la arrullaba hasta calmarla por lo que comenzó a hacer lo mismo con la rubia.

-Yo, perdón.- Lisa estaba volviendo en si pero aun se aferraba a la chica mientras temblaba, cuando estos ataques ocurrían siempre se encontraba sola sin tener a quien recurrir.

Poco a poco fue liberando a Jennie de su fuerte abrazo hasta que estuvieran separadas nuevamente, la castaña pudo apreciar una mirada llena de temor y... ¿odio?, aquello la hizo guardar silencio.

-Ya es tarde y esta por llover.- hablo por fin.

-Entiendo, creo que necesitas un minuto.- le sonrió tratando de mostrar que aquello no le molestaba, porque no lo hacia, era algo muy fuerte con lo que no podía combatir.

-Lo lamento, arruine todo.- Lisa sostuvo su cabeza tratando de contener la rabia hacia si misma.

-No te sientas así, recuerda que los sentimientos predominan nuestros deseos.- se levanto y tomo la ropa sucia.

-Buenas noches.- no haría intento por detenerla, ya tenia suficiente vergüenza, había acabado con un momento mágico.

-Buenas noches.- se acerco a ella para colocar un beso en su frente.

El doble pecado del Ángel [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora