El doble pecado del Ángel [PAUSADA]

21

Durante el resto de la tarde continuaron con su labor, Jennie había resultado ser buena con la puntería, obtuvo puntos a favor para continuar pintando en otras areas sin que Lisa se preocupara del desastre que podría ocasionar.

—Aun con tus palabras agradables, insisto que arruinare tu trabajo.—  la castaña seguía creyendo que era mala idea.

—Esta bien, solo acaba con ese cuadro.—  rio Lisa quien estaba avanzando en otras partes a una velocidad inigualable a vista de la castaña— pero quiero que estés consiente que eres muy buena y que dejo que pares porque terminarías haciendo la mitad de mi trabajo, poner a la jefa a pintar no es muy profesional de mi parte.— se acerco a ella.

—Con el ritmo que llevas me parece que solo hice un punto a comparación tuya.— dijo acabando y tapando la lata.

—Ya es tarde, es mejor que vuelvas a casa.— 

—No me percate del tiempo.— el cielo estaba tomando el tono de la famosa hora dorada anunciando la proximidad de la noche.

—Ya acabe por hoy, si gustas puedo acompañarte.— se sintió torpe al recordar algo —cierto tu auto esta ahí.— ambas rieron al ver el vehículo estacionado.

—Bueno si gustas te llevo a casa.— le ofreció la castaña.

—Oh no, no quiero provocarte mas molestias.— 

—Pero si no me has provocado ninguna.— vio el dedo de la contraria señalando su ropa, de la emoción no se había percatado de sus manos manchadas y su ropa con salpicaduras —Oh Dios, pero si tome la brocha para hacer un par de líneas de detalle.—

—Eso pasa cuando eres pintora.— Lisa le mosto sus pantalones los cuales también tenían manchas.

—Bien eso hace aun mejor la situación, te llevare a casa para que me prestes ropa como forma de recompensa.— era inteligente.

—Si crees que vivo en una mansión estas equivocada.— rio —pero bien déjame compensarte esto.—

Dicho eso Lisa procedió a ordenar y meter la pintura en su típico bolsón siendo ayudada por la otra chica, subieron al auto luego de unos minutos, la rubia quedo asombrada por el interior del Audi gris de Jennie, los asientos eran de cuero fino y el olor era a un vehículo nuevo.

—¿Lo compraste hace poco?.—

—Mi padre me lo dio como regalo por conseguir un trato multinacional.— lo encendió y comenzó a mover el manubrio para dar la vuelta —¿Cómo lo supiste?.—

—Creo que mi olfato se a vuelto mucho mas fino por la pintura.— ambas rieron de nuevo, en estas ultimas horas habían hecho tal acción repetidamente, se sentía muy bien a decir verdad. 

Conversaron de algunas cosas sobre sus oficios en el camino, de alguna forma la confianza ya se estaba dando y de forma apresurada, ambas sentían como si la otra siempre hubiese estado presente y se conocieran de toda la vida, hablaban muy naturalmente haciendo bromas que no se hacen con cualquier persona.

—Es ahí.— la rubia señalo la fila de departamentos, se giro para ver la reacción de la chica, no quería admitirlo pero sentía cierta vergüenza después de comparar ambas casas y descubrir que vivía muy pobremente. Lo que vio la hizo volver a sonreír, no era desprecio, no era mueca de asco, tampoco era de burla, su mirada era curiosidad pura deseando descubrir un mundo en el que no había podido explorar.

—Siempre me a intrigado este estilo de vida.— pareciera como si la castaña leyera sus pensamientos.

—Bueno, si gustas pasar...— detuvo su hablado al mismo tiempo que el auto freno quedándose parqueado en la orilla de la calle, había olvidado a su tio, si el veía a Jennie no sabría como reaccionaria —no, espera, será mejor que yo traiga la ropa aquí.—