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Jisoo llego con un par de hojas en sus manos, estaba sonriente, ya que su meta de adquirir la información que buscaban había sido exitosa.

—Tengo los datos de la pasajera.— con eso despabilo a ambas chicas que estaban inmersas en la historia.

—¿No se supone que eso es algo privado?, pensé que se te haría difícil.— Evangeline rio al ver la rapidez en que lo consiguió.

—Si, pero no tengo datos precisos, solo su nombre y número de tren, al menos sabremos de donde bajara.— explico.

—Bueno, ahora sé que vive en Francia.— Lisa estaba animada —Dime su nombre.— prácticamente le exigió.

—Tiene un nombre y apellido muy elegante a decir verdad, Valérie Leblanc, suena a alguien que podría darme una casa sin problemas.— el acento exagerado con el que lo dijo sumado al comentario hizo reír a ambas chicas —viene en el tren 96, las rutas de acá son la 96, 97 y 95.-

—Supongo que nos resignaremos a esperarla.— Evangeline volvió a tomar su postura anterior —Ni idea de donde fue, pero según un tablero que vi atrás el tren 96 viene dentro de hora y media.— de solo pensar en el tiempo de espera le entro cierta pereza.-

—Bueno siéntate, estábamos conversando.— Lisa se hizo a un lado para dejarle un hueco a Jisoo.

—¿Sobre qué?.-

—Sucesos de la vida de Lis en la tierra.— contesto Evangeline.

Lisa tomo el papel para ver el nombre de su amada, lo contemplo mientras su amiga le daba un resumen a Jisoo de su primer día como humana, ver eso le daba un ataque de sentimientos encontrados, el nombre de su chica era un completo misterio para sí por lo que tuvo que ir por las calles preguntando por una “desconocida” con tan solo un retrato.

—Yo también quiero saber sobre ti Manoban.— el reclamo de la mayor se hizo nota —¿Cuál fue tu primer contacto con el arte?, ¿cómo descubriste tu don?.-

—Tiene relación con mi primer viaje en barco, Thomas el amigo de Elizabeth fue quien me brindo ambas oportunidades.— otra sonrisa se colocó en sus labios —Fue increíble, mi mano se movía por si sola en ese lienzo.-

—¿Cómo fue ese encuentro?.— Evangeline también mostraba interés.

—No fue lo que creía, ninguna de las dos cosas paso de manera rápida o pensada con anticipación.-

—Flashback-

Lisa caminaba en medio del ajetreado puerto, personas descargaban mercancías mientras que otros hacían tratos, no pudo pasar desapercibida el aura inquietante que le transmitían ciertos hombres que hablaban a escondidas, muchos de esos barqueros transportaban personas que querían huir de dicho país después de comprender la decisión errónea que tomaron al mudarse. La vista de la joven se posó sobre un hombre barrigón y de bigote muy llamativo quien estaba inmerso en tratar de quitar perfectamente las escamas de unos peces, no le importo el riesgo y decidió acercarse para preguntar lo que traía en su cabeza.

—Disculpe.— hablo apenada al tener que perturbar su oficio.

—A las ocho.— dijo sin más, no se tomó la molestia de levantar la mirada.

—¿Qué?.—

—El próximo barco, sale a las ocho.— dijo, pero en un tono más bajo como si le contara el mayor secreto del universo.

—No comprendo.— dijo honestamente.

—¿En serio debo dar explicación?.— dijo ahora observándola incrédulo —llevas un saco de maleta y tu ropa está un tanto sucia aparte de parecer un estilo pueblerino.— Lisa se había puesto la ropa del hijo de Elizabeth que le fue regalado en su apresurada huida, al ser de baja sociedad dichas prendas se asemejaban a la de la mayoría de pesqueros del sitio. Tenía zapatos de color café, unos pantalones cuya zona de la rodilla derecha estaba rota y se dejaba ver, eran de un color parecido a sus zapatos, pero más claros y una camiseta blanca con tirantes que hacían juego con las demás partes, el conjunto también poseía una gorra que Lisa no había querido utilizar.

El doble pecado del Ángel [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora