El doble pecado del Ángel [PAUSADA]

20

En ocasiones las acciones se repiten como un ciclo sin fin, posiblemente no lo veamos así o no lo comprendamos, talvez tenemos pequeños detalles dentro de nosotros que son costumbres de nuestras vidas pasadas.

Lisa vio el número en la pantalla e inconscientemente libero una sonrisa, la presión en la garganta disminuyo y la habitación ya no le parecía tan grande y desolada.

—Creí que tardarías más en llamar cuando tuvieras mi numero.— fue lo primero que dijo al responder.

—Te veías afligida por algo y quise saber si todo estaba en orden.— respondió con una voz dulce.

—Todo esta bien, Artemisa tuvo un incidente pero ya esta a salvo.—

Una pequeño silencio se presento haciendo que la rubia se cuestionara de si había dicho algo malo.

—Ella es más que tu mano derecha verdad.— esa afirmación la tomo desprevenida, aunque su tono seguía tranquilo también daba cierta pizca de otro sentimiento que se negó a aceptar.

—Es una de mis amigas más cercanas, crecimos juntas por decirlo así.— se habían estancado en sus 24 años por la eternidad pero gracias a ella pudo crecer en la tierra por lo que era casi lo mismo.

—Ya veo.— ahora el otro sentimiento ya no se mostraba, al parecer se había calmado.

—¿Y tu con Suho?.— tenia curiosidad.

—¿Cuándo nos conocimos o que somos?.—

—La primera opción por supuesto.— se sonrojo al imaginarse preguntándole con celos que era Suho para ella.

—Lo conozco desde el jardín de infantes, es mi mejor amigo desde que me salvo en un proyecto donde necesitábamos colores, el me los presto ya que se me olvidaron.—

—Que linda imagen mental.—

Otro silencio, no era incomodo sino de esos en los que querías seguir hablando pero no encuentras las palabras o conversaciones correctas. Su corazón tuvo un momento de honestidad y se alegro de que la castaña le hubiese hablado justo en su momento de pánico.

—Gracias.— quería decírselo aunque no lo entendiera.

—¿Por que?.—

—Por notar mi aflicción y tomarte la molestia de llamar para ver como estábamos.—  disfrazo su propio agradecimiento con el de la preocupación hacia Evangeline.

—No tienes porque, algo me decía que necesitabas hablar.—

Quería agradecerle de alguna manera que a ella le agradara.

—Señorita Kim, ¿hay alguna cosa que siempre quiso hacer pero nunca pudo de casualidad?.—

—Admito que envidio tu habilidad con el aerosol, siempre tuve el deseo de pintar.—

—Mañana, ve a verme al mural, te enseñare como.—

—¿Espera que?.—

—Así queda y buenos días por cierto.— rio para luego cortar antes de que le negara la propuesta.

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8:00 am

Después de la llamada Jennie se había quedado leyendo unas cosas sobre las acciones de las empresas en su cuarto de estudio, había una reunión pronto a la cual asistir por lo que tendría que ir al mural de Lisa antes de partir al medio día.