Epílogo

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Quince años después...

- Jesús, esto no puede estar ocurriendo!!!!- murmuré para mi misma y cerré la puerta del baño de nuestra habitación.

Estaba embarazada, después de quince años, un par de mellizos ya adolescentes y un esposo de país en país no podía creer que esa noche de pasión  en el jacuzzi tragera esto.

Estaba en buena forma por así decirlo, desde que nacieron los mellizos siempre hacia una estricta rutina de ejercicios que me ayuda a a estar completamente en forma además de consumir una dieta saludable, increíble si lo vez desde el punto de vista de la vieje yo pero hay muchas cosas en las que cambiamos o más bien la vida nos hace cambiar.

Miré mi mano en ella estaba el anillo de matrimonio que hacia tantos años reflejaba la solidez de nuestro compromiso, levante la vista y ahí, exactamente frente a mi está la gigantesca foto de nuestra boda donde Calum me tomaba por la cintura y me alzaba por los aires ambos con una hermosa sonrisa.

Sin dudas había llovido desde entonces, yo trabajaba en mi propio studio fotográfico para algunas editoriales de revistas y artistas del medio aunque llevaba de la mano el negocio familiar que mis fallecidos abuelos dejaron para mi, todo eso conllevaba demasiada responsabilidad pero que con la ayuda de mi familia de amigos todo se fue arreglando de a poco. En cuanto al físico sería mentirosa si omitiera que el embarazo no hizo transformaciones en mi cuerpo, mis caderas se ancharon aún más y mis pechos aumentaron en volúmen, según Calum volviéndome aún más hermosa, aunque yo solo podía ver el gran cambio de mi interior, ser una madre de dos, enfrentarme a muchas cosas solas debido a los viajes de mi esposo y ser una mujer de negocios no era muy fácil aunque se podía llevar todo de la mano con mucha dedicación y disciplina.

En cuanto a Calum los años no dejaban de ser gentil con él, como el buen vino cada vez se ponía mejor, más guapo y fuerte. Su cuerpo estaba tonificado siendo la tentación de cualquier mujer, su cabello ahora rapado le daba un aspecto de peligroso que con esas miradas que eran tan común en el lo hacían ver malditamente sexy, sin dudas mi moreno estaba que derretía corazones y no lo decía yo, la prensa así lo catalogaba. Además era el mejor padre que pude haber encontrado para mis hijos, amoroso, comprensivo, amaba compartir parte de su agenda apretada con sus pequeños, y que hablar de su rol de marido, con él todo era como si estuviéramos aún de luna de miel, era el amante más apasionado, el esposo más dedicado y el músico más consagrado que alguna vez pude haber conocido.

Toqué mi vientre y pensé, no lo estábamos buscando, no lo evitamos, es cierto pero por ello otro Hood vendría en camino y aunque me aterrara de idea de todo el dolor que se vive en un parto estaba segura de que valdría la pena aunque en estos momentos me encontrara fatal, tanto que los toques de la batería de Sydney me hacían doler el cerebro literalmente.

Fui hasta la cochera donde usualmente ensayaban y allí estaban, mi pequeña rebelde, la viva imagen de su padre y de su tía Mali, justo como lo presentí cuando nació. Su cabello negro y rizo caía sobre su espalda mientras se movía al compaz de la batería que fuertemente y con precisión tocaba, era una chica muy alta para su edad, casi más que yo, su cuerpo era atlético y su piel morenita como la de su padre, sus ojos eran achinados y su labios eran carnosos y rosados, en fin, a mi no se parecía en nada y también habia que destacar que era un alma libre, innovadora y muy lista para su corta edad.

Por otro lado y absorto en su bajo eléctrico estaba mi hombrecito, era muy guapo, su altura era inmensa para tener solo 14, sin duda la heredaría de su padre, su piel era más clara mientras que su cabello castaño y ondulado caía sobre su frente y sus ojos como los míos brillaban de emoción cuando tocaba un instrumento. Este a diferencia de su hermana era más reservado y tranquilo, era todo un caballero digno de admirar pues había sido educado por su padre para que en su ausencia fuera el hombre de la casa, muchas veces parecía que vivía en un mundo diferente pero siempre reaccionaba con amor y cariño a todos, en efecto como una vez dije, mis hijos eran como el día y la noche de diferentes pero juntos eran la luz de nuestro hogar.

My Wildflower (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora