28 La cura de todos los males

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Un año después...

- Necesitas ayuda? - escuché a mis espaldas mientras intentaba colocar una de las últimas cajas de instrumentos musicales que a penas habían llegado.

- Gracias Nate, me vendría bien tu ayuda a la hora de armar todo esto de los amplificadores y los set de baterías, no tengo mucho conocimiento en la rama de la música- dije sonriendo mientras el chico de mi propia edad lo hacía en mi dirección.

- No te preocupes Señorita O'Brien- contestó tan formal como siempre incluso cuando ya llevábamos meses trabajando juntos y teníamos cierta amistad.

- Snow, Nate, solo Snow- le dije mientras hacía un espacio entre tanto desorden para comer el almuerzo que hacía solo unos minutos había llegado para nosotros.

- Entonces dentro de dos días será la inauguración? - preguntó Nate tomando asiento a mi lado.

- Pues sí, estoy muy deseosa de ver estos salones llenos de niños pudiendo tocar música y explorar las artes plásticas y la fotografía- dije emocionada de tan solo pensar en la alegría que le podría generar a niños que como yo crecieron sin hogar.

- Es muy lindo tu propósito Snow, hacer todo eso por los que menos tienen es algo muy noble de tu parte - mencionó el joven.

- Créeme que conozco de primera mano las necesidades y los miedos Nate, mi vida nunca ha sido rosa - dije pensando en mi pasado y como hasta ahora trabajaba en base de superarlo todo - pero bien, aquí estamos y hacer felices a los demás es lo menos que podemos hacer para compensar la dicha que se nos otorgó - dije refiriéndome a Nate que a diferencia mía nació en una familia adinerada aunque no existía un chico más sencillo y humilde que él.

- Bien, creo que ya es hora de cerrar-  dije mirando el reloj - aún tengo que pasar por la empresa del catering que ordené para la inauguración- mencioné mirando en mi agenda todas las cosas pendientes que me quedaban.

- Y por fin, la agencia de artistas te va a apoyar? - preguntó Nate cerrando uno de los grandes ventanales del salón principal.

- Bien, hablé hace unas horas con Bethany la chica encargada y me dijo que hasta ahora no tienen a nadie en concreto pero que no me preocupara que ese día y a la hora dispuesta la prensa y una representación artística de alguna de las manifestaciones estarán aquí para colaborar, esperemos que no exista ningún conflicto- dije cruzando los dedos.

- Venga, vamos y te llevo y luego vamos por un café - dijo Nate pasándome las llaves del centro.

- No te preocupes Nate, Jackson estará aquí en unos minutos y me llevará hasta la casa de los abuelos, necesito verles y puntualizar algunas cuestiones - dije mirando hasta la calle donde el chófer ya me esperaba - Gracias por todo Nate - dije sonriendo hasta el rubio.

- No hay de qué Snow, siempre estaré ahí para ti - dijo sonriendo y sabia que no lo decía en vano sino que tenía su palabra.

Nathan había llegado a mi vida unos meses atrás y desde entonces hemos tenido muy buena convivencia juntos, es extremadamente guapo, porqué no, su altura de casi dos metros y sus ojos color aceituna eran solo algunos de sus atributos. Se había acabado de graduar de la facultad de derecho y era uno de los herederos más cotizados de todo Seattle pero nada de eso había hecho que pudiera tocar mi corazón de más ninguna forma que no fuese solo como amigos.

Minutos después ya habíamos llegado a la mansión de los O'Brien, o más bien la mía también porque aunque pareciera raro yo era una de ellos.

- Buen día señorita Snow - dijo como siempre Milly la encargada de la limpieza mientras yo la saludaba con un gesto e iba directamente hasta el lugar donde sabía que ambos estarían a esta hora.

My Wildflower (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora