|Tory Stark| [Marvel]

06. |▪Victoria no sabe decir que no▪1/2|

Capítulo 06. |▪Victoria no sabe decir que no▪1/2|

Ambientación: Iron Man 2.

Nota/Advertencia: Ninguna.

—Howard otra vez, ¿eh?—masculló Tony con la voz apagada, casi sin despegar sus labios para hablar. Su rostro sudoroso y consternado era a penas iluminado por la luz azulada que Jarvis proyectaba mientras respondía a la búsqueda sobre Iván Vanko. Los datos encontrados, aunque escasos y poco relevantes, le habían hecho profundizar más en lo que el hombre le había dicho. En esas palabras emitidas con un siseo de misterio y escalofriante tranquilidad. Sentía la peligrosa sensación de cuando se acercaba el descontrol, y al mismo tiempo, se sentía terriblemente débil. Como si su cuerpo no tuviera fuerzas y estuviera entumecido y resignado en el asiento de su descapotable. A su lado, Victoria separaba un trozo de algodón de otro—Él me dijo cosas cuando hablamos...

—Eso supuse.—respondió Victoria en un murmullo, mientras mojaba delicadamente el algodón en agua oxigenada. Tony tenía su mirada perdida hacia adelante, vagando entre letras de viejos periódicos proyectados frente a ellos.

—Dijo que provengo de familia de ladrones y matones...y que trato de reescribir mi historia.—musito Tony, apretando suavemente los labios secos. Victoria se limitó a escuchar, mientras usaba el algodón para trazar suavemente un círculo en el cuello de Tony—También dijo que al verme sangrar, mi pueblo no creerá en mí...¿tú crees que es verdad?

—La mayoría de personas son fácilmente manipulables por impresiones superficiales.—respondió Victoria, mientras sacaba de un estuche la jeringa de metal. Tony la vio a penas de soslayo.

—Eso suena como un sí...—masculló Tony, tomando aire. Victoria inyectó el espeso líquido, haciendo que Tony apretara los labios ante la molestia. Cuando hubo inyectado todo el contenido de la jeringa, rápidamente hizo presión con el algodón en el sitio perforado, y lo mantuvo así mientras ponía la jeringa en el estuche nuevamente.

—Lo es, pero no importa.—espetó Victoria tranquilamente. Tony, por primera vez en mucho rato, se giró a penas para verla a los ojos. Su rostro calmado e iluminado tenuamente por la luz azulada le daban una apariencia serena que no correspondía a la de una persona que tendría que volver al piso de arriba y lidiar con miles de llamadas por el desastre en Mónaco. Pero Victoria era así con él, siempre esforzándose por mostrarle lo mejor de sí. A veces se sentía culpable de no poder hacer lo mismo—Dime, Tony, ¿tú crees en ti?

—Siempre lo he hecho.—contestó Tony encogiéndose de hombros sin mucho ánimo.

—También yo. Siempre lo haré.—aseguró Victoria, retirando el algodón de su cuello y llevando una mano a la mejilla de su hermano—Tony, no se trata de tus orígenes, de cómo inicias, se trata de tu final, de cómo decides acabarlo. Yo sé que te convertirás en el buen hombre que deseas ser. Y estaré ahí para verlo.