Día después del asesinato.
Blake
Me encontraba en una oficina llena de adultos vestidos de traje y muchos niños de mi edad, más grandes que yo incluso más pequeños que yo, estaba sentado en una de las bancas que tenían afuera de una señora con el nombre de Mack Ernest, Morgan se había encerrado en la oficina de esa señora y llevaban tiempo ahí, yo no podía terminar de asimilar la escena de mis padres muertos, no sabia el por que habían echo, por que me los habían arrebatado de esa formar, mis padres no le habían echo nada a nadie para hubieran cometido semejante atrocidad.
Las lagrimas no dejaban de salir desde el día de ayer, aun recordaba las manos de mi madre frías, mi padre sin mostrarme una de sus perfectas sonrisas y tener un abrazo entre los tres, me dolía mucho el pecho, no era esa clase de dolor que te da cuando te caes y te raspas, este dolor era más fuerte no lo podía explicar con exactitud, quería despertar de esta pesadilla de una vez por todas, necesitaba que esto fuera una pesadilla, ¿y si esto era mi culpa?
Yo los obligue a que nos mudáramos aquí para poder apreciar la nieve, para poder tener a mis padres conmigo, esto era mi culpa, por mi los habían matado.
— Sigo negándome rotundamente a que se lo lleven, el debe de estar conmigo. — levante mi vista borrosa por las lagrimas hacia la puerta de la oficina de donde salía Morgan con esa señora.
— Es algo de lo cual usted no puede hacer absolutamente nada Señor Wiliams, sus padres tomaron una decisión y ya hay una pareja que espera por el. — ambos me observaron y pude distinguir el sentimiento de preocupación y dolor en los ojos de Morga, desde ayer que me veía así además de que no me había podido cambiar de ropa, seguía con el uniforme de mi nuevo colegio con manchas de sangre.
— Hey campeón. — el dolor en mi pecho se hizo más fuerte al escuchar eso, mi padre solía decirme así y ahora ya no lo haría nunca más. — Esta señorita te va a llevar con unas personas que te van a ayudar. — negué repetidas veces con la cabeza y me lance a los brazos de Morgan, a el lo conocía y le tenia confianza, no quería estar con alguien más. — tranquilo tranquilo, todo estará bien, siempre me tendrás a mi. — el me abrazo de vuelta con mucha fuerza y me dio un celular que escondió en la parte de adentro de mi saco de uniforme. — cualquier cosa que necesites solo llámame. — me susurro al oído. — cuídate mucho todo estará bien.
La señora me separo de Morgan para llevarme a un auto y emprender un viaje del cual no sabia el destino, yo no quería estar con nadie más que no fuera Morgan, tenía mucho miedo y no entendía nada de todo lo que estaba pasando, me dolía la cabeza de tanto llorar, necesitaba a mis padres de regreso.
— Yo se que esto es muy difícil y confuso para ti, pero intentare hablarte con la verdad y lo mejor posible para que entiendas, ¿de acuerdo? — la señora espero alguna respuesta de parte mía, no le tenia confianza así que solo asentí con la cabeza. — Muy bien, se que lo que viviste y viste fue muy traumático para ti, pero quiero que entiendas algo y se que va a doler. — no podría doler más de lo que me dolía ya.
— Tus padres alguna vez ¿te hablaron del cielo? — asentí una vez mi madre me había hablado de el cielo, cuando mi perro Hank se enfermo, mi madre dijo que estaba cansado y por eso se tuvo que ir para el cielo, pero que siempre estaría cuidando de mi. — Bien, pues tus padres fueron hacia haya, no los podrás ver pero me encargaron que en cuanto ellos se fueran a ese lugar te llevara con una pareja, tal vez los conozcas son Iliana y Quinton Smith, son los padres de Máx, ¿los recuerdas? — asentí con un poco más de animo, a ellos los conocía más y les tenía mucha más confianza además de que con Máx me llevaba bien, pero me entristecía el tener que regresar a Rusia ya no podría disfrutar de la nieve.
— No quiero regresar a Rusia. — las lagrimas comenzaban a hacerse presentes nuevamente.
— Oh no pequeño, no regresaras a Rusia, ellos están aquí en New York, vamos a su casa en este momento, de echo ya hemos llegado.
La casa de los Smith se parecía bastante a mi anterior casa, no vi ninguna de las camionetas que solía recoger a Máx en nuestro anterior colegio, ni a ninguno de los Smith, bajamos del auto y comenzamos la caminata hasta la entrada, tocamos el timbre y un hombre alto con rasgos similares a Quinton nos recibió.
— Buenas tardes, me presento mi nombre es Mack Ernest, soy la trabajadora social que esta a cargo del caso de los Vasíliev. — la señora le tendió la mano al hombre lo cual este recibió, ¿trabajadora social? ¿caso? — se encontrara el Señor Smith, necesito hablar con el. — el señor reparo mi atuendo de arriba a bajo y incluso me dio una vista desaprobatoria a mi, lo cual me intimido y me escondí detrás de la señora trabajadora social.
— Adelante por favor. — si hizo a un lado para dejarnos pasar, la trabajadora social me tomo de la mano la adentrarnos en la casa.
Cuando nos encontrábamos en la sala pude escuchar unas pisadas apresuradas hacia donde nosotros estábamos y Máx se hizo presente en la habitación.
— ¿Blake? ¿qué haces tu aquí?
— Ella me trajo. — señale con la mirada a la persona que sostenía mi mano. — dice que tus padres se harán cargo de mi por que mis padres fueron a descansar al cielo.
La mirada de Máx se cristalizo y rompió en llanto, no supe que hacer, quise acercarme a el y consolarlo pero no pude, el señor me detuvo.
— Señorita Mack podría por favor acompañarme un momento por favor.
La trabajadora social soltó mi mano y se dirigió a algún lugar de la casa con ese señor, incluso Máx se había ido con ellos, me quede solo en la sala quise marcar al número que Morgan me dio pero ya no quería causar más problemas, se tardaron bastante tiempo hasta que Máx venia corriendo y no se detuvo hasta que me abrazo.
— Ahora eres mi hermano Blake, seremos hermanos. — ¿cómo es eso posible? si teníamos diferentes padres.
— Blake. — la trabajadora social se acerco a mi. — de ahora en adelanté vivirás aquí con ellos, constantemente yo vendré a visitarte de acuerdo, estarás en buenas manos. — ella me dio un abrazo de despedida.
No duro mucho el que Máx y yo fuéramos hermanos, sus padres nunca aparecieron para cuidar de ambos, pero el señor con el que me había dejado, no me quería en su familia y tiempo después me lo hizo saber con ciertos detalles no aptos para u niño.
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Un amor a la antigua
Teen FictionSiempre he querido saber lo que se siente ser amado, sabía el significado del cariño pero no del amor, cuando pensé en que al fin podía tenerlo, mi pasado me recordó que yo no puedo ser amado, ni mucho menos amar. Las sombras del pasado dañan tanto...