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Comienza a adaptarte.

Blake

El camino de regreso a la mansión no fue muy agradable que digamos, se podía sentir la tensión en el aire, claro Feddei no soportaba que un niño le diera ordenes, pero por otro lado me sorprendió el que no me gritara o lo tuviera amenazándome con que me daría un tiro, cuando estuvimos en la sala de la mansión Feddei se dirigió a mi después de mucho tiempo.

— No se te ocurra volver a hacer eso. — sentencio serio, ya se me hacia raro.

— Mira, estaba harto de que todos me juzgaran y analizaran con la mirada, además a ti ni siquiera te dejaban hablar no me vengas a...

— No estoy hablando de esos inútiles. — me interrumpió y me gire para verlo desconcertado, ¿o sea que no le molestaba que yo hubiera hablado cuando me advirtió que no lo hiciera? — no vuelvas a entablar una conversación con mi hija, jamás en tu vida. — enarque una ceja en su dirección, me perdí.

— Haber si antedí, no te molesta que me haya portado como el jefe, pero si te molesta que hable con tu hija. — el guardo silencio a lo que yo solo solté una carcajada sin una pizca de alegría. —  Vaya mierda, no entiendo nada de esto. — agache la cabeza negando.

— Como has puesto tu cabeza y el puesto que vienes a reclamar en peligro, ahora tus entrenamientos van a ser más exigentes, necesito que estés listo en una semana. — cambio de tema sin siquiera molestarse en aclarar mis dudas.

— ¿Más exigentes? me van a cortar alguna parte de mi cuerpo como tortura para aprender o que.

— No me tientes niño. — comenzó a caminar en dirección a las escaleras. — Por el día de hoy te has ganado dormir en una de las habitaciones. — y se marcho.

Suspire cansado y hambriento, necesitaba comer y beber algo, pero no iba a tentar mi suerte, así que me dispuse a encontrar la habitación en la que anteriormente Feddei me había metido, me deshice del traje y fui al armario donde encontré una ropa de cambio cómoda, me la puse y fui al baño en busca de más vendas y medicamento para la herida que aun dolía, cuando estuve mejor y más cómodo, me fui a acostar a la gran cama, me sentía cansado físicamente, por que mi mente estaba trabajando trayendo a mi todos los recuerdos de mi familia, mis amigos, quería regresar a esa vida que tenía, pero sabia que por su propia seguridad yo me tenia que mantener aquí, lejos de ellos luchando día con día para que no me los arrebataran como me arrebataron a mis padres.

Hace mucho tiempo que ya no pensaba en mis padres, normalmente cuando lo hacia recordaba cosas agradables pero ahora no podía, por su culpa ahora yo tuve que despedirme de mi vida, la vida que me gustaba y donde no corría ningún tipo de peligro, quería culparlos y odiarlos, pero me era imposible, les tenia un poco de coraje si, pero no tenia más sentimientos hacia ellos malos, la sensación de extrañarlos aun estaba ahí, junto con las ganas de llorar, a ellos también los necesitaba, hace mucho que no recibo un abrazo de mi madre, ni un "bien echo" de parte de mi padre.

Y por otro lado estaba mi otra familia, necesitaba las risas de Yess para que me alegrara el día, necesitaba los postres de Janeth y sus consejos sobre que hacer, las platicas con Morgan de todo lo que pasaba en mi vida, planeando como seria un joven empresario, ya no servían de nada todas las noches en vela para ser el mejor de la clase, toda mi vida me la pase pensando y analizando como seria mi fututo, me concentre tanto en lo que quería a futuro que me olvide de disfrutar y vivir el ahora, cuanto daría por regresar unas horas a estar con ellos, volver a ser el niño que solo le interesaba ser el mejor de la clase y conquistar a una castaña con olor a vainilla.

Con esos pensamientos me quede dormido, no supe con exactitud en que momento, pero me desperté por los golpes tan fuertes que le daban a la puerta, me levante con cuidado por la herida de la cama para abrir.

— Buenos días señor, el jefe pide que se presente en el campo de entrenamiento en cinco minutos. — una joven no más grande que yo de edad, estaba delante de mi, sin mirarme a los ojos tendiéndome una charola con un vaso de jugo y un plato de fruta encima.

— Ugh no me digas señor, mi nombre es Blake, y me puedes ver a los ojos no muerdo. — intente bromear con ella, pero a ella parecía no darle gracia, solo se mantuvo en su lugar. — Tranquila yo no soy igual a el. — tome la charola con una mano y con la otra intente tomarla de barbilla para que me viera a los ojos, cuando intente moverme hacia ella, ella se alejo al instante de mi temerosa, ¿por qué me tenia miedo? — oye no pienso hacerte daño, perdón si te incomode.

— Ya lo he retrasado mucho señor. — agacho más la cabeza y se fue por el pasillo casi corriendo.

Desconcertado me tome el jugo y solo comí poca fruta de la que me trajo la chica, no quería que por mi culpa le hicieran algo, así que salí rápido para encontrarme con Feddei en el mismo lugar de ayer en el que salve a Karina.

— Me gusta tu puntualidad. — Feddei apareció a mis espaldas colocándose unos guantes de cuero con un conjunto deportivo, a sus espaldas estaban sus hombres. — comenzaremos el día de hoy con algo de combate cuerpo a cuerpo.

— Es un poco injusto el número no crees. — señale a sus hombres.

— Aquí no existe la justicia. — el le hizo una seña a sus hombres con la cabeza y dos de ellos vinieron a atacarme.

No tuve tiempo de reaccionar, el primero me soltó un puñetazo directo en el ojo lo cual hizo que me desestabilizara, el otro me dio una patada en el abdomen justo donde tenia la herida sacándome todo el aire, me esforcé mucho por jalar aire pero me era imposible.

— ¡Levántate y pelea! — me impulse en una de mis rodillas para poder ponerme de pie, pero el que me dio en le ojo me soltó otro golpe en la mandíbula que me hizo caer de espalas. — ¿y así te haces llamar el jefe de la mafia? — el segundo hombre me tomo de la camiseta y comenzó a soltarme golpes directos en el rostro, estaba desorientado, no podía defenderme tenia dos contra uno. — Si no logras al menos partirles el labio esta noche duermes aquí afuera, no tendrás ninguna comida al igual que tus compañeros. — intente tomar al hombre que tenia encima mío por el cuello con ambas manos, pero no pude no tenia mucha fuerza. — se me olvido mencionar que tu hermana es muy bonita, quizá alguno de mis hombres la disfrute. — eso me basto para soltarle una patada por la espalda al hombre que tenia encima de mi, no permitiría que la tocaran. — bien creo que al fin vamos a tener algo de acción. — otros dos hombres se vinieron directo a mi.

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Un amor a la antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora