Las pesadillas regresan.
Blake
10 años
—¿Qué es lo que quieres hacer en este cumpleaños campeón?
— No lo se, yo no quiero dar molestias.
— No son molestias campeón ahora eres mi amigo y hijo.
11 años.
— Te tengo una propuesta si logras anotarme un touchdown te comprare todos los videojuegos que quieras. — Morgan era un muy buen jugador de futbol.
— Eso no me parece justo, yo apenas si se jugar. — me cruce de brazos.
— Oh vamos te vas a rendir sin pelear.
Ese día anote mi primer touchdown y nació mi pación por jugar.
12 años.
— Hey campeón, feliz navidad. — Morgan me dio una abrazo a primera hora de la mañana de navidad el cual yo correspondí feliz.
— Gracias papá. — me calle por que era la primera vez que le decía papá en voz alta. — perdón.
— No, no por mi esta bien si me quieres decir así. — el sonrío feliz con lagrimas en sus ojos.
— Es que no quiero que te vayas como el se fue.
— Y no me voy a ir.
— Morgan, ¿dónde estas? — me encontraba en mi primer casa, de nuevo pude ver los cuerpos de mi padres. — ¿Mamá? ¿Papá? — los llame sacudiendo sus cuerpos, pero ellos seguían sin responder, las lagrimas me tomaron.
— Blake...campeón. — escuche la débil voz de Morgan a lo lejos.
— ¡Morgan! — corrí hasta su lugar en la entrada de la casa. — no por favor, tu no por favor, no te vayas. — suplique tomando su mano.
— No llegaste Blake, te estaba esperando. — la sangre no dejaba de botar por su boca.
— Perdón yo... no fue mi intención. — solloce.
— Me tengo que ir. — podía ver como la vida se le iba de los ojos, me lo habían arrebatado a el también.
— ¡No a el no! ¡no me dejes! ¡fue mi culpa! — desperté de golpe sudando en mi cama, Janeth entro en mi cuarto corriendo prendiendo la luz.
— Blake, tranquilo todo esta bien. — tomo mi cuerpo abrazándome por los hombros. — tranquilo, estoy aquí todo esta bien.
La abrace llorando y sudando, las pesadillas de mis padres eran muy recurrentes de pequeño, hace mucho que no tenia una de esas pesadillas, pero con el atentado a Morgan había regresado las pesadillas.
En cuanto recibí la llamada con la noticia me quede en un estado de shock que no pude reaccionar de inmediato, la recepcionista me ayudo a salir de este, no tuve tiempo de esperar a Chace, así que le deje un recado y salí rápidamente de la empresa de su padre, tome el primer taxi que vi directo para la empresa de Morgan, al llegar pude ver muchas más camionetas de lo usual, vi unas dos ambulancias pero mi atención se centro en la que venían subiendo con una camilla a Morgan, su camisa estaba abierta con mucha sangre saliendo de su pecho, la respiración me falto, y una ira inmensa me abarco, no había podido defender a mis padres por que era muy pequeño, pero ahora no me iban a hacer lo mismo, esta vez los iba a proteger.
— Mamá. — Yess llego a mi cuarto y también entro con lagrimas en los ojos, Janeth abrió uno de sus brazos para indicarle que se acercara, y eso hizo camino y se acostó a mi lado, ambos quedamos a los lados de Janeth siendo abrazados y consolados por ella, podía sentir su inquietud y dolor, pero no lo demostraba. — ¿el va a estar bien verdad mamá? — Yess levanto su vista con lagrimas en sus ojos.
— Claro que si cariño. — beso su corinilla.
— ¿Tuviste pesadillas de nuevo? — Yess tomo mi mano, todos aquí sabían de mis pesadillas en ocasiones cuando Janeth y Morgan tenían que salir por trabajo, Yess venia a calmarme, yo solo asentí. — Todo va a estar bien, tranquilo.
— Fue mi culpa, yo no llegue a la cita. — me sincere.
— No Blake, si hubieras ido de todos modos hubiera pasado, quizá ahora solo quedaríamos Yesenia y yo llorándoles. — Janeth froto mi espalda.
— El es fuerte, tiene que salir de esta, el me prometió que no me iba a dejar. — las lagrimas amenazaron con salir.
— Y va a estar bien, no quiero que se preocupen, los necesito firmes.
Nos quedamos los tres abrazados en mi cama hasta que salió el sol, ninguno pudo dormir, solo nos estábamos haciendo compañía el uno al otro, los tres compartíamos el mismo dolor, no nos levantamos hasta que sonó el teléfono con la noticia de que Morgan iba a ser sometido a cirugía ya que una bala había perforado uno de sus pulmones y no habían podido sacar la bala, además de que había perdido mucha sangre, ninguno supo como reaccionar solo nos bañamos y arreglamos para irnos directo al hospital.
Estando ahí nos dejaron en la sala de espera, no supimos con exactitud cuanto tiempo fue, pero se sintió una eternidad, Janeth se encargo de llamar al colegio para justificar las faltas de ambos a las clases, a Yess no le perjudicaba tanto pero a mi si por ser de ultimo año, cada clase trabajo y tarea contaba crucialmente, pero debido a la situación nos dieron permiso de faltar.
Ninguno de los tres sabia como reaccionar, Yess no soltaba los brazos de Janeth por mi parte estaba solo en una silla alejado de ellas, no era el mejor para consolar, además ellas lo habían tenido más tiempo que yo, no se podía comparar el nivel del dolor.
— Familiares del Señor Wiliams. — todos nos levantamos de nuestro lugar directo a la Doctora que salió por el pasillo donde ingresaron a Morgan para operación.
—Soy su esposa. — Janeth hablo poniéndose frente a la Doctora, Yess vino hasta mi lugar tomando uno de mis brazos.
— Mi nombre es Liliana, yo estoy a cargo del caso de su esposo. — se presento. — el señor logro salir bien de operación, ya logramos sacar la bala que perforo su órgano, pero perdió mucha sangre, el procedimiento fue muy agresivo, necesita descansar por el momento esta bajo sedantes, pueden pasar a verlo por cinco minutos, me retiro. — ella se fue dejándonos con un gramo más de oxigeno, una enfermera nos indico el numero de cuarto de Morgan, la primera en pasar fue Janeth, después Yess y hasta el ultimo yo.
Cuando entre no pude creer lo que veía, ese no era Morgan el hombre fuerte que me había rescatado aquel día.
— No te vayas, por favor no me dejes tu también papá. — solloce tomando una de sus manos.
La historia se estaba repitiendo, no quería perder a otro padre, no iba a poder soportarlo.
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Un amor a la antigua
Teen FictionSiempre he querido saber lo que se siente ser amado, sabía el significado del cariño pero no del amor, cuando pensé en que al fin podía tenerlo, mi pasado me recordó que yo no puedo ser amado, ni mucho menos amar. Las sombras del pasado dañan tanto...