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Adiós castaña, adiós sueño de ser amado, adiós vida. 

Blake.

Que difícil era vivir bajo un engaño durante toda tu vida, y lo más doloroso era cuando te quitaban la venda de los ojos y te hacían ver la realidad, no sabia con exactitud en que momento las lagrimas dejaron de salir de mis ojos, me sentía tan cansado y al mismo tiempo tan triste, no quería ir a la escuela, no quería ver todos mi sueños tirados a la basura, mi sueño de ser un empresario se fue por el caño por tener que pagar por los errores que mis padres cometieron.

¿Por qué los hijos siempre pagábamos por los errores de nuestros padres?, nosotros tenemos nuestros propios sueños, nuestras propias metas y aspiraciones, quería vivir mi propia vida, elegir en que equivocarme y en que no, pero mi vida ya la habían elegido ellos, había forjado mi destino, y los odiaba por eso, me habían condenado a una vida de sufrimiento. 

Camine con nostalgia por todos los pasillos de mi colegio, seria la ultima vez que lo vería, tenía que despedirme de Chace mi mejor amigo, de mi castaña la única chica que pese a ser uno de los mejores de mi clase me hizo sentir un idiota por no hablarle, me cautivo tanto su aroma, su seguridad, su inteligencia, su belleza que me pesaba no tener las agallas necesarias para hablarle, hoy seria mi ultima oportunidad. 

— ¡Don entrevistas! — escuche la voz de Chace acercarse a mi lugar, echaría de menos sus apodos tontos. — ¿cuál será la misión el día de hoy?

— No hay misión hoy Chace. 

— ¿Qué? ¿cómo que no? todos los días hay misión, ¿ya no intentaras conquistar a la castaña? 

— Ya no abra misiones Chace. — agache mi vista, me dolía alegarme del único amigo que tenía.

— ¿Por? Blake, venga amigo no te des por vencido tan rápido.  

— No es eso Chace.

— ¿Entonces qué es? 

— Me voy. — me dolió el solo echo de decirlo aún no asumía las cosas. 

— ¿Cómo que te vas? son vacaciones, ya fuiste admitido por una universidad por ser tan cerebrito o por que te vas. — negué, no podía si quiera decirlo en voz alta.

Y es que como le diría, Chace mis padres son mafiosos, los asesinaron y ahora yo soy el heredero tengo que tomar el poder y a por cierto ni si quiera es seguro que me den el poder yo me lo tengo que ganar, ¿cómo? ni yo lo se.

— Es algo que no puedo decírtelo, pero me tengo que ir. — abrí mis brazos y lo tome en una abrazo que decía todo lo que yo no era capaz de decir, cuanto lo quería, todas esas veces que peleamos y el me demostró estar para mi, cuanto iba a extrañar sus idioteces de bromas y apodos, no quería perder a mi mejor amigo, pero no lo podía poner en riesgo al saber mi origen. — promete que te cuidaras, que te graduaras y que serás alguien de bien. — tenia muchísimas ganas de llorar, pero no podía tener que ser fuerte.

— Te lo prometo Wili. — reí ante el apodo que me decía cuando éramos niños, el solo se dedico a regresarme el abrazo, iba a necesitar mucho a mi mejor amigo cuando me fuera.

No había entrado a ninguna de mis clases, todo el tiempo me la pase en el lugar donde practicábamos futbol, recorrí la cafetería, los casilleros en forma de despedida, hasta que la campana de la ultima hora sonó, y la primera en aparecer fue Nathaly, mi castaña, esta era mi única y ultima oportunidad de hablarle, y al mismo tiempo de despedirme. 

Camine hacia ella evitando a todos los alumnos que salían, estaba a unos metros de ella, de verdad que intente dar más pasos hacia ella, sujetarle la mano, sentir su piel y su calor, pero no pude, el temor a que me rechazara se apodero de mi, y ahora más peso le sumo el echo de saber que me iba a convertir en un mafioso. 

Un amor a la antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora