James empujó mi cintura y yo entré en el asiento de atrás del coche, como siempre. Para mi sorpresa, James estaba allí y no ejerciendo de copiloto. En cuanto me vio, clavó en mi sus ojos negros, muy abiertos y desbordando prudencia.
—Hola—musitó con la mandíbula apretada y tensa.
—Hola—contesté con cautela y entonces Ty cerró la puerta y nos dejó en un profundo silencio hasta que rodeó el coche y se subió al coche.
James tamborileo en el asiento y luego acercó su mano a la mía y me agarró con fuerza. Se me derritió el corazón, mientras la confusión me invadía, no sabía que debía decirle.
— ¿Estás enfadado?—por suerte fue él quien habló primero.
—No lo sé—murmuré.
James paseó su dedo pulgar por mis nudillos en un masaje liviano y delicado.
—Te has quedado en el coche—obvié.
—Siempre prudente—dibujó una sonrisa tensa en la boca—. Aunque a veces cueste. No quería ver a ese tipo, no creía poder controlarme...
—Solo me besó una vez—repetí—. No fue para tanto. Le estás dando demasiada importancia.
Nos inundó el silencio mientras Tyler arrancaba y avanzaba entre el tráfico. Sin embargo el ambiente se fue relajando y los dos nos quedamos pensativos y miramos al frente.
—Es solo que no me creo esa pose de amigo simpático que tiene—susurró—. No me fío de él.
—Fíate de mí—le propuse.
—Lo hago—giró la cabeza y nos miramos—. Te prometo que lo hago, pero no fío de sus intenciones. Todo eso de las oportunidades siendo tan solo un estudiante aún. Y no es que crea que no tienes talento, sin duda eres bueno. Pero es raro que te ofreciera exponer sin haber terminado ni la carrera y siendo su ayudante, un becario. Y ahora San Francisco...
—Solo quiere que le ayude—le corté—. Y presentarme gente.
—Alex, él va a abrir una exposición, será el centro de atención—prosiguió mostrando sus reticencias—. ¿Crees que va a estar pendiente de tú futuro o del suyo?
—Ag—suspiré—. No lo sé. Aún no he decidido nada.
—No vayas—me suplicó—. Por favor.
Tyler detuvo el coche frente a mi apartamento de siempre. Salimos del coche y llegamos a la puerta. James bajó la mirada a mis ojos verdes y yo temblé. Oh, que guapo estaba. Con el pelo negro y lacio, alborotado, la camisa blanca abierta en la parte superior y los pantalones desenfadados y rotos por las rodillas.
— ¿Tyler?—quise saber que opinaba.
—Yo no me meto—por una vez me sorprendió—. Te besó y no me cae bien—rió—. Pero a mi no me cae bien cualquier idiota que te mire por la calle, así que...—dejó la frase a medias y yo puse los ojos en blanco. En realidad no esperaba que actuase de ese modo—. Yo solo pienso que debes tener cuidado, como vuelva a intentar algo le daré un puñetazo en la cara.
— ¡Eso no me ayuda!—me quejé y él se encogió de hombros.
Me llevé las manos a la cara y suspiré fuertemente, luego me giré y subí hasta mi casa, me detuve cuando percibí que ellos no me seguían.
— ¿Os vais a quedar ahí?—levanté una ceja con ironía.
—Tus clases han terminado, niño bonito—sonrió Ty—, las nuestras no. Tenemos que volver.
— ¿Entonces, que hacéis aquí?—ironicé—. ¿A que habéis venido?
—A hablar contigo—dudó James.
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Sol de Medianoche
Roman pour AdolescentsAlex comienza una nueva vida con los chicos, James y Ty, pero lo que parece idílico pronto se dará cuenta de que cuesta mucho de mantener una relación sana cuando hay involucrados más de dos personas. Dos pasiones distintas, metas personas diferente...