Sol de Medianoche

21. BANDERA BLANCA

James y yo nos desnudamos el uno frente al otro en el baño. Luego, yo tiré de él y nos metimos en la ducha mientras Ty esperaba fuera, sentado encima de la taza del váter.

James estaba extremadamente triste, como si una fuerza sobrehumana fuera la que los sostuviera en pié. Me lavé las heridas de las manos y de las piernas y el agua se llenó de suciedad en seguida. Luego agarré una esponja y comencé a restregar el cuerpo de james para hacer lo mismo, parecía que él se había conformado con permanecer debajo del chorro del agua con los ojos cerrados.

—No necesita puntos—dijo Ty quien un rato después examinaba la cabeza de James, ambos sentados sobre la cama.

Ty estaba vestido y James y yo llevábamos un albornoz de baño, que por cierto, me estaba dando bastante calor.

—No pasa nada, estoy bien—susurró James con la mirada pérdida mientras yo me cruzaba de brazos frente a ellos.

—Has sido un estúpido—se quejó Ty mientras curaba a su amigo—. No has debido hacerlo.

—Tú habrías echo lo mismo—lo acusó su amigo.

—Sí, es cierto—sonrió Tyler—. Pero yo no abría dejado que me pegara.

James gruñó enfadado y se retiró un poco, pero Tyler le agarró fuerte y siguió curándole.

—No hace falta que me hagáis sentirme más culpable—le reproché.

—No es eso—James me miró a la cara.

En aquel momento no parecía el chico lleno de ira y vitalidad cruel de hacía un rato. Estaba como si hubiese perdido el aliento por completo. Como si no sintiera nada, solo había una cáscara de piel y huesos.

—No tienes que irte—le dije mientas caminaba hasta la cama y me subía también en ella. Yo de rodillas.

—Me iré si es lo que quieres—James se giró para mirarme—. Sí es lo que necesitas... Si necesitas espacio, lo haré. No voy a decir que no me importa, pero quizás así tenga otra oportunidad, y eso es mejor que nada.

Tyler se alejó de James y se arrastró, con el botiquín, hasta donde estaba yo. Ahora me tocaba curarme a mí. De repente los dos quedaron frente a mí mientras yo me pasaba las manos por la cara. Tyler solo estaba expectante, como si no tuviese nada que decir al respecto y solo fuese una conversación entre James y yo.

—Creo que me he precipitado, lo siento, estaba enfadado—confesé—. No quiero que te vayas de la casa. Pero tampoco quiero que sigamos así.

—Puedo hacerlo mejor—él se arrastró también un poco más hacia mí—. Se que desde que empezamos a vivir juntos he estado distante y frío, e ido a mi bola todo el tiempo. Pero si me das otra oportunidad lo haré mejor ¿Dime que quieres que haga para que funcioné y lo haré?

—No quiero que llegues siempre tarde a casa—le dije—. Y no quiero que te vayas tan pronto.

—Vale—accedió.

—Y no quiero que el trabajo te obsesione—proseguí—. Ni quiero que hagas lo que te pide Kate o la junta. Quiero que hagas lo que tú creas. Por que yo creo en ti y creo que no tienes que justificar tu talento y le debes nada a nadie.

—Intentaré tener más confianza en mí—bajó la mirada—. Sigue.

—No quiero que discutamos todo el tiempo—le miré mientras Ty, indiferente, empezaba a curarme las heridas de las piernas—. Estoy agotado.

—No más discusiones—aseguró él.

— ¡Vamos! Las discusiones son divertidas—se quejó Ty—. Si no discutimos no podremos reconciliarnos después. Y las reconciliaciones son de lo más eróticas.