8. ARDIENTE BIENVENIDA

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Su polla saltó a la vida y antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, me lamí los labios.

—Sabes que quieres que te folle, así que ¿Por qué te resistes?—con maestría, Ty me besó, doblándome entre sus brazos.

Acarició mi cabello y luego mi entrepierna, que tenía ya un tamaño considerable. Incapaz de luchar contra el deseo ni un segundo más, abrí mis labios y me encontré con la lengua de Tyler. Mi pene palpitó entre sus dedos mientras él los curvaba alrededor. Ty dejó que yo me agarrara al cabello de su nuca y entonces me aparté para coger aire.

—Que malo eres—bromeé.

Tyler me guiñó un ojo y empezó a desabrochar los botones de mi camisa. De repente todo comenzó a darme vueltas y el aire me ardía en la garganta con deseo, mi voz se volvió más rasposa por la pasión y se me entrecortó el aliento.

—Entonces será mejor que empiece a portarme mal de verdad.

Tyler me empujó y yo me senté en el borde de la cama. Tyler me bajó los pantalones y me sostuvo las piernas mientras me los quitaba. Luego me quitó la ropa interior, haciendo que mi pene se alzara. Reverentemente, Ty acarició mi pulsante erección, luego se inclinó y pasó su caliente lengua por mi glande una sola vez.

—Tyler...

Él rió y luego me empujó sobre la cama. Luego se subió en cuclillas al colchón y volvió a inclinarse. Los cohetes explotaron en cada una de mis terminaciones nerviosas. Tyler se deleitó con mi miembro, pellizcando con los dientes, lamiendo y chupando. A él le encantaba darme placer de aquel modo tanto como a mi hacerlo lo mismo. Pero Tyler era como un experto o algo así, por que él siempre conseguía llevarme al éxtasi mucho antes que yo a él. Pero era muy cruel, por que siempre conseguía traerme de vuelta antes del orgasmo y eso me hacía gritar. Temblando, cerré los ojos y me dejé llevar por la increíble sensación mientras tiraba de mi camisa y me tumbaba por completo y ya desnudo en la cama. Tyler me rodeó con los brazos y luego hundió la cabeza entre mis piernas, mientras se giraba para dejar sus piernas junto a mi cabeza.

— ¿Cuánto hace que no hacemos esto?—propuso Tyler mientras yo apenas podía pensar a causa de las intensas emociones que me inundaban.

—Creo...—concentrándome en su pene delante de mi cara, rogándome por que lo meciera entre mis labios, cerré los ojos y me dejé hipnotizar por su aroma—. Creo... que no lo hemos hecho nunca.

—Ah—suspiró él dudoso—. Bueno, pues... Otra primera vez.

Incapaz de resistirme a su desfachatez, y sin querer pensar en con quien había estudiado aquella práctica sexual, abrí mis labios y tomé su pene en mi boca tanto como pude. Cosquilleó en el fondo de mi garganta y me estiró los Labios. Lentamente empezó a penetrar mi boca y yo me retorcí sin control por la ferviente necesidad y el deseo. Dejé que Tyler se deslizara por mi boca hasta fuera y allí le besé en la punta. Estaba tan excitado que esto produjo que yo estallara en los labios de él. Sin embargo no dijo nada, noté su risa entre mis piernas, se giró de lado y empujó su polla dentro y fuera de mi boca.

—Eso es, nene...

Hormigueando en un sinfín de sensaciones, me relamí alrededor del grueso eje de Tyler, mientras su ingle empujaba contra mi cara. Agarró mi cabeza e hizo que mi pelo se enredara entre sus dedos y en sus muslos. Me agarré de sus piernas y lo sostuve con fuerza, quería llevarle al mismo orgasmo al que él me había conducido, así que apreté sus caderas contra mi cara con más fuerza.

La puerta del cuarto se abrió y escuché el sonido suave de unos pasos. Supe quien era sin la necesidad de levantar la cabeza, tampoco podía, así que solo percibí que era mi otro chico, cuando este se dejó caer sobre un lateral de la cama.

Sol de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora