22. UN DÍA DE SOL

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Dos semanas más tarde, nos tomamos unos días de vacaciones. James se distanció del trabajo, cosa que molestó a Karen, que se la pasaba de mal humor cada vez que venía a la galería. Por suerte, cada vez venía menos. Margaret me había echo el relevo aquella semana y yo le había prometido que trabajaría la siguiente para que ella pudiese disfrutar también de vacaciones y del verano.

Pero ahora, estábamos todo en la playa. Nosotros tres y todos sus amigos. También Sabrina, quien paseaba por la orilla de la playa, de la mano de un hombre de pelo oscuro y porte fuerte, que supuse que era el enfermero del que me había hablado. Se mantenía muy a distancia de Ty y de mí—los chicos la miraban con recelo— pero me alegraba por ella.

Y también habían ido hasta allí David y Emma. Que también mantenían muy a distancia sus muestras de afecto para no incomodar a Lauren, pese a que a ella no parecía importarle y habían roto de manera bastante bien.

—Es la primera vez que no llevas tu cámara—me preguntó Emma que tomaba el sol a mi lado, ambos sobre los codos, mientas a mi otro lado, Ty lo hacía tumbado por completo boca abajo.

—Sí, es cierto—asentí. No se me había olvidado. No me la había llevado a propósito—. Estoy bloqueado. No encuentro nada lo bastante atrayente como para disparar alguna foto.

Ella se bajó las gafas y me miró escudriñándome con la mirada. Yo aproveché para bajar la mirada y no tener que enfrentarme a la suya. Le di un toquecito a Ty.

—Ey, date la vuelta, te vas a quemar—le susurré.

Él gruñó, pero me hizo caso.

— ¿Y a que se debe el bloqueo?—insistió mi amiga mientras mi novio se incorporaba poco a poco.

Tyler estaba encantadoramente sexy, con el pelo muy claro y la piel muy morena por el bronceado del verano.

—No lo sé—me encogí de hombros—. Ya se me pasara, supongo.

Comimos en la playa y pasamos un día bastante bueno de risas y buen rollo. Incluso encendimos una hoguera cuando cayó la noche. Durante un rato, el novio de Sabrina nos miró raro a James, Ty y a mí. Y supuse que él no debía de saber casi nada de nuestra historia, de la cual formaba parte también su novia actual.

—Nos vemos...

Poco a poco se fueron retirando todos, hasta que solo quedamos nosotros tres sentados en la arena. Emma y David se quedarían en la casa de Andy y nosotros, como siempre que viajábamos a los Hampton, en la casa de la playa.

—Quiero darme una ducha—me puse de pie y tiré de ellos—. Tengo mucha arena por el cuerpo y quiero bañarme.

—Mmm—ronroneó James mientras me agarraba de la cintura y yo hacía detenerse a Ty, unos pasos por delante de nosotros, agarrando mi mano—. Y se te busco yo la arena y te quito grano a grano.

Reí por aquella insinuación erótica tan absurda. Luego asentí y bordeamos la casa hasta el caminó principal. Tyler tiró de mí hacia los escalones del porche, y yo tiré de James. Los tres íbamos riendo todo el rato.

Me resbalé en el primer escalón y me sentí caer hacia delante. Tyler me agarró antes de que eso pasara. Me sujeté con las manos a sus hombros y con cuidado me fue dejando en el suelo.

—Gracias, estoy un poco torpe hoy—sonreí. Tyler también rió y escuché la risa de James a mi espalda.

— ¿Es eso?—susurró James provocando una electricidad por todo mi cuerpo ante su sugerente voz—. ¿O es que te ponemos nervioso?

Sol de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora