13. RECONCILIACIÓN

95 11 0
                                    

Tyler me hacía reír, tenía la capacidad de decir las cosas más absurdas, descaradas y divertidas en una misma frase. La mesa ya estaba servida y yo reía casi a carcajadas cuando él llegó. Abrió la puerta del local, atrayendo mi mirada y la de otras personas. Desde allí pude escucharle carraspear y tomar aliento antes de caminar lentamente hasta nuestra mesa.

— ¿Puedo?—preguntó tímidamente.

—Pues claro, tío—me preguntaba a mí, aunque fue Tyler quien contestó—. ¿Para que preguntas? Mira que eres tonto.

Tyler apartó una silla con el pie y le hizo un gesto con la cabeza a su amigo para que tomara asiento. James lo hizo y luego suspiró y nos miró a ambos fijamente.

—Siento haber llegado tarde. Karen y yo estábamos haciendo un recuento del arte almacenado y... Bueno, se me ha ido el tiempo.

—No pasa nada, solo estamos picoteando, pídete una cerveza—Tyler intentó quitarle hierro al asunto—. Va, déjalo, ya te la pido yo.

Tyler se levantó con toda la intención de dejarnos a solas y caminó hasta la barra para pedirle una cerveza a James. No habría echo falta, con levantar la mano el camarero nos habría atendido, pero era Tyler.

—Te estabas riendo hace un momento—apuntó James para iniciar una conversación—. ¿Qué era tan divertido?

—Nada importante—evité mirarlo, estaba algo incómodo—. Solo una tontería pícara de las suyas.

—Alexander, no hagamos esto ¿vale?—alargó una mano y agarró la mía, las tenía muy cálidas y yo temblé ante su tacto—. Sí quieres que te pida perdón, está bien, te pido perdón. He sido un idiota y siento haber estado distraído las últimas semanas, y siento haberte ocultado lo de la galería, no debí hacerlo. Lo siento de verdad, por favor, perdóname.

—No entiendo por que de repente te has alejado tanto de nosotros—le dije mirándole a la cara—. ¿Es por ella, por Karen? ¿Te has reencontrado con ella y ha vuelto a surgir algo?

—Por supuesto que no, Alexander—me miró con los ojos como platos—. No hay nada entre Karen y yo. Es solo una condición para poder conseguir ese trabajo. Yo te quiero a ti, te amo. No estés celoso, por favor. Además, yo he luchado por ese puesto en la galería para poder estar cerca de ti todo el tiempo. Cosa que supongo que no compartes.

—Yo quiero estar contigo todo el tiempo también—admití—. Dios, James, no es eso para nada. La cuestión es todo lo que me has ocultado. Las ausencias y el pasotismo.

—Yo te prometo que no he cambiado—me besó una mano. Tyler nos miraba desde la barra, risueño y complacido, mientras se bebía la cerveza de James—. Solo necesito tiempo para adaptarme a este puesto de trabajo. Es mi primer trabajo y además hay una junta detrás que nos mira a Karen y a mí con lupa. No quiero fallar y estoy estresado. Es solo eso.

—Eso podías habérmelo contado—yo acaricié sus dedos—. ¿Por qué era tan difícil llegar a casa y hablarlo conmigo?

—Creía que lo de trabajar juntos te haría ilusión—bajó la mirada un poco triste—. Esperaba que fuera una sorpresa agradable.

—Está bien—suspiré.

—Sí no quieres que trabaje en la galería dimitiré mañana—me propuso—. Tú eres más importante.

—No, no quiero que dejes de hacer algo que te gusta por mí—le dejé claro y le hice un gesto a Tyler para que se acercara de una buena vez—. Eso no es lo que he pretendido ni mucho menos. Solo quiero que me cuentes las cosas.

—Te lo prometo.

Tyler regresó y todo fue más animado. Aún me quedaba animadversión hacia Karen, pero eso no era cosa que echarle en cara a James, ya que él había dejado claro por quien había aceptado el puesto. Cenamos juntos y alegremente, como si nunca hubiese pasado nada, ni hubiéramos estado enfadados.

Sol de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora