Capítulo 8

290 70 2
                                    


Miércoles xxx 6:00 pm

Primera sesión...

-Estos mocosos aún no llegan, ¡Aissh! odio esperar. -acostada en la camilla-. Jugaré una partida y me iré a casa.

-Buenas tardes. -habló el castaño-. ¿Puedo pasar?

-Sino están los dos, no puedes pasar... espera a que llegue tu compañero y entran. -respondió Ziyi de mala gana jugando candy crush-.

-Pero...

-¿Eres sordo?... -respondió sin mirarlo a los ojos-.

-suspirando-. Ok, señora.

-Seguro le hablas así a tu madre, muy mal mocoso... pero como no lo soy, no pienso amargarme.

-...

.

.

.

Cinco minutos después...

-Yibo, ¿Recién llegas?. -hablo jadeando el pelinegro-.

-mirándolo serio-. Llegué temprano, pero como no llegabas no me dejo pasar.

-¡En serio!.... rayos parece que es peor que Madam Yu. -susurrando para sí mismo aunque Ziyi escuchó-.

-¡Ya te escuche Xiao Zhan!... y por quejarse tendrán que comprarme mi cena. -mandando un mensaje-. Revisen sus celulares-. ¡No se demoren!.

-¡Por qué no vas tú misma!.. -respondió Yibo-.

-¡POR QUÉ ES PARTE DE TU MALDITA TERAPIA! ¡MUEVAN ESOS MALDITOS TRASEROS!.

-¡Aishh!. Que genio. -jalando al castaño de la mano-. Vámonos antes de que la bruja nos convierta en sapos.

El castaño se sonrojo ante el pequeño toque del pelinegro, no protestó ni emitió ruido alguno y fueron a comprar lo que se les pidió.

.

.

.

10 minutos más tarde...

-Espero que no se le ocurra nada más... -mirando al castaño-. ¿Por qué estás tan callado?. Te comieron la lengua los ratones. -sonriendo-.

-No es nada, solo que... ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Depende.

-¿De qué?

-Si tú respondes a mi pregunta. -ladeando la cabeza-. ¿Aceptas?

-Esta bien.

-sonriendo-. Ok, pregunta ¿Qué quieres saber de este chico lindo?. -revisando su celular distraídamente-.

-¿Te gustan los chicos?

Xiao Zhan casi cae en el bote de basura que estaba delante suyo, pero gracias a los reflejos de Wang Yibo, evitó tener un aterrizaje que hubiera dado de qué hablar en la semana. Ya tenía demasiado con los rumores para aumentar más sal a la herida.

-¡¿Qué clase de pregunta es esa mocoso?!

-Dijiste que podía preguntar.

-Lo que sea. -mirándolo cuidadosamente-. ¿Por qué piensas que pueden gustarme los chicos?...

-Por eso estoy preguntando. ¿Entonces?. -mirándolo expectante-. ¿Te gustan los chicos?.

-La verdad no lo sé... -jugando con la bolsa de comida-.

Situaciones InesperadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora