56.

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Después de haber desayunado solo la mitad de taza de café y dado una mordida al panqueque, salió de su casa y condujo hacia la residencia de los Malik.

No pudo pegar un ojo en todo lo que restaba de la madrugada, no cuando se sentía fatal por lo sucedido con su novio y que este hubo abandonado su casa sin despedirse de él.

No quería pelear con Zayn, realmente no había sido su intención rechazarlo de esa manera, pero es que, ¿Que más podía hacer? No era el momento, Malik no estaba en condiciones y jamás se aprovecharía de su bebé estando en un delirio por la jodida fiebre que lo atormentó sin poder preverla.

Una vez hubo estacionado frente a la casa de su pareja, no tardó nada en bajarse del auto y caminar hasta la entrada.

Llevaba puesto uno de los tantos trajes que usaba para la oficina y es que después de esta visita debía ir al trabajo.

La puerta fue abierta por Yaser, quien le dió una sonrisa, notandose agotado;  después de un abrazo, lo hizo pasar hasta la sala posteriormente.

— ¿Cómo está? — preguntó en cuanto tomaron asiento.

— Su fiebre no lo abandonó hasta las cuatro o cinco de la madrugada, deliraba muchísimo y hasta estuvo con vómitos. Llamé a un médico para que lo viese y dijo que podía tratarse de una bacteria en su estómago, por los síntomas que vió.

Se alarmó al instante sonriendo una punzada en su pecho y su estómago se revolvió.
— ¿Es grave? ¿Estará bien?

— No te preocupes, Liam. Dijo que no es nada grave, nos recetó antibióticos y calmantes, con eso sanará sin problema alguno. — tranquilizó al menor. — Fui por ellos y ya los ha tomado, debe hacerlo cada ocho horas.

— Me quedaré con él. — dijo sin dudar.

— ¿No debes ir a trabajar? — frunció el ceño. — No debes preocuparte, Trisha se quedará a cuidarlo.

— Pero quiero quedarme yo también. Quiero estar con él ahora más que está enfermo, me necesita y no pienso estar en esa oficina sin hacer nada para que Zayn se sienta mejor.

Yaser asintió, el no podía obligar a Liam a alejarse de su hijo, no volvería a hacer una cosa así jamás.
— De acuerdo, Liam. — le sonrió agradecido. — Vamos, hace unos momentos Trisha lo despertó ya que después de tomar los antibióticos pudo dormir mejor.

— Está bien.

Ambos se pusieron de pie y se dirigieron escaleras arriba hasta que llegaron a la habitación del menor, quien estaba recostado abrazándose al brazo de su madre mientras está acariciaba su cabello, cantándole una canción.

En cuanto la mujer vió que su esposo llegó acompañado, besó la frente de su primogénito, alejándose lentamente de él.

— No. — quejó el azabache intentando volver a tomar el brazo de su madre.

— Tranquilo, mí amor. — Trisha estaba feliz por el contacto que su hijo estaba proporcionándole pero supuso que Liam querría acercarse a él también.

Así lo hizo, en cuanto su suegra se alejó de la cama del menor, el castaño aprovechó para poder tomar su lugar.

Se sentó lentamente, observando a su chico, quien se encontraba con sus ojitos cerrados y sus mejillas sonrojadas.

— Hola, vida mía. — susurró.

El moreno parpadeó lentamente y los orbes ámbar se clavaron en el rostro de Payne quién le dió una tímida sonrisa.

— Liam.

— Los dejaremos solos un momento, te prepararé tu desayuno, cielo. — informó Trisha.

— Yo ya me voy a trabajar, espero que te mejores, mí amor. — agregó Yaser.

¿puedo abrazarte?. (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora