70.

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No supo que fue lo que había sucedido, ni siquiera en donde estaba, solo supo que Liam estaba con él cuando, al abrir sus ojos, se encontró con los amielados del castaño. Su mejor amigo le regaló una de sus hermosas sonrisas antes de desabrochar su cinturón; entonces de dió cuenta que estaban en su auto.

— Despierta, dormilón. Ya estás en casa. — musitó Payne abriendo su puerta y saliendo del automóvil para después rodearlo y abrirle la puerta.

Frotó sus ojos y respiró profundamente, tratando de alejar el malestar que se había creado en su estómago. Salió con la ayuda del castaño y paró en seco cuando vió a dónde lo dirigía.

— No, Liam. No quiero estar aquí. — dijo plantandose e impidiendo que el otro lo moviese.

— Lou, necesitas tomar una ducha, un té caliente y descansar en tu cama. — respondió Liam, poniéndose delante suyo.

Sus ojos volvieron a picar y no sé molestó en detener las lágrimas.
— Harry no me quiere aquí, Liam. Está ya no es mí casa.

Rodó los ojos mientras sonreía.
— Olvidaba que cuando te embriagabas te ponías sentimental y dramático. — trato de bromear ganándose una mirada asesina y un golpe en su hombro.

— No soy yo el que se acuesta en su cama a llorar y ver películas de amor que no terminan bien mientras repite una y otra vez que quiere morirse. — dijo con su lengua algo trabada y su voz ronca.

— No, tu eres más del tipo que se embriaga, llora y parece un cachorro abandonado.

— No parezco un cachorro abandonado, lo estoy porque me dejó como a un jodido perro. — contestó para luego volver a sollozar.

Liam perdió la sonrisa y volvió a abrazarlo.
— Vamos, Lou. Ya deja de llorar, estamos aquí porque Harry me llamó pidiéndome que te traiga a casa.

Se separó del cuello del ojimiel y parpadeó, sorbiendo su nariz.
— ¿Harry pidió eso? — cuestionó con su voz aún quebrada.

Volvió a recuperar la sonrisa mientras asentía y se encargaba de limpiar las lágrimas de su amigo.
— Él te quiere en casa, Lou. Harry te ama mucho como para que su relación se termine solo por una discusión.

— Pero él dijo que mí amor era innecesario.

— No sé que es lo que habrá dicho o la manera en la que lo hizo. Pero debes hablar con él para no malinterpretar las cosas.

— De acuerdo. — dijo asintiendo y dejándose llevar hasta la entrada.

Payne golpeó dos veces y esperó hasta que fueron recibidos por el rizado y detrás suyo, un curioso morenito quien hizo puntitas de pie para poder ver lo que sucedía desde su lugar.

— Te traje a tu novio, ahora devuélveme el mío. — dijo el ojimiel sonriendo en modo de burla aunque los menores no se lo tomarán de esa manera.

Styles se corrió para dejarlos pasar y Liam no tuvo problema en arrastrar al ojiazul hacia la habitación de arriba, cargandolo de nuevo. Louis no levantó la mirada en todo el trayecto, aún cuando sentía la mirada del ojiverde puesta en él.

Lo dejó sentado sobre la cama y luego de besar su frente se despidió de ambos dejándolos solos.

No hablaron hasta que escucharon la puerta de entrada cerrarse. No tenía la fuerza ni la valentía para levantar la mirada y conectarla con el menor. Tampoco la tuvo cuando Styles se sentó a su lado. Se mantuvo quieto y sin soltar ni el más mínimo sonido.

Sin embargo, no pudo evitar volver a tener su vista borrosa por las lágrimas cuando la manito del rizado buscó la suya y entrelazó sus dedos.

— Lou. — la voz rasposa y gruesa del ojiverde fue pura armonía para sus oídos. — Lou, mírame.

¿puedo abrazarte?. (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora