Capítulo 25

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Después de una semana, pasada entre promesas de amor y planes de felicidad, Junho tuvo que despedirse de su amado Hoseok para llegar el sábado a Hunsford. Pero la pena de la separación se aliviaba por parte de Junho con los preparativos que tenía que hacer para la recepción de su novio; pues tenía sus razones para creer que a poco de su próximo regreso a Hertfordshire se fijaría el día que habría de hacerle el más feliz de los hombres. Se despidió de sus parientes de Longbourn con la misma solemnidad que la otra vez; deseó de nuevo a sus bellos primos salud y venturas, y prometió al padre otra carta de agradecimiento. 

El lunes siguiente, la señora Kim tuvo el placer de recibir a su hermano y a la esposa de éste, que venían, como de costumbre, a pasar las Navidades en Longbourn. El señor Gardiner era un hombre inteligente y caballeroso, muy superior a su hermana por naturaleza y por educación. A las damas y caballeros de Netherfield se les hubiese hecho difícil creer que aquel hombre que vivía del comercio y se hallaba siempre metido en su almacén, pudiera estar tan bien educado y resultar tan agradable. La señora Gardiner, bastante más joven que la señora Kim y que la señora Choe, era una mujer encantadora y elegante, a la que sus sobrinos de Longbourn adoraban. Especialmente los dos mayores, con las que tenía una particular amistad. Seokjin y Taehyung habían estado muchas veces en su casa de la capital. Lo primero que hizo la señora Gardiner al llegar fue distribuir sus regalos y describir las nuevas modas. Una vez hecho esto, dejó de llevar la voz cantante de la conversación; ahora le tocaba escuchar. La señora Kim tenía que contarle sus muchas desdichas y sus muchas quejas. Había sufrido muchas humillaciones desde la última vez que vio a su cuñada. Dos de sus hijos habían estado a punto de casarse, pero luego todo había quedado en nada.


––No culpo a Taehyung continuó––, porque se habría casado con el señor Park, si hubiese podido; pero Seokjin... ¡Ah, hermano mío!, es muy duro pensar que a estas horas podría ser la mujer de Junho si no hubiese sido por su testarudez. Le hizo una proposición de matrimonio en esta misma habitación y lo rechazó. A consecuencia de ello lady Jung tendrá un hijo casado antes que yo, y la herencia de Longbourn pasará a sus manos. Los Jung son muy astutos, siempre se aprovechan de lo que pueden. Siento tener que hablar de ellos de esta forma pero es la verdad. Me pone muy nerviosa y enferma que mi propia familia me contraríe de este modo, y tener vecinos que no piensan más que en sí mismos. Menos mal que tenerte a ti aquí en estos precisos momentos, me consuela enormemente; me encanta lo que nos cuentas de las mangas largas. La señora Gardiner, que ya había tenido noticias del tema por la correspondencia que mantenía con Taehyung y Seokjin, dio una respuesta breve, y por compasión a sus sobrinos, cambió de conversación. Cuando estuvo a solas luego con Seokjin, volvió a hablar del asunto:

––Parece ser que habría sido un buen partido para Taehyung ––dijo––. Siento que se haya estropeado. ¡Pero estas cosas ocurren tan a menudo! Un joven como Park, tal y como tú me lo describes, se enamora con facilidad de un chico bonito por unas cuantas semanas y, si por casualidad se separan, la olvida con la misma facilidad. Esas inconstancias son muy frecuentes.

––Si hubiera sido así, sería un gran consuelo ––dijo Seokjin––, pero lo nuestro es diferente. Lo que nos ha pasado no ha sido casualidad. No es tan frecuente que unos amigos se interpongan y convenzan a un joven independiente de que deje de pensar en un muchacho de él que estaba locamente enamorado unos días antes.

––Pero esa expresión, «locamente enamorado», está tan manida, es tan ambigua y tan indefinida, que no me dice nada. Lo mismo se aplica a sentimientos nacidos a la media hora de haberse conocido, que a un cariño fuerte y verdadero. Explícame cómo era el amor del señor Bingley.

––Nunca vi una atracción más prometedora. Cuando estaba con Taehyung no prestaba atención a nadie más, se dedicaba por entero a él. Cada vez que se veían era más cierto y evidente. En su propio baile desairó a dos o tres jóvenes al no sacarlas a bailar y yo le dirigí dos veces la palabra sin obtener respuesta. ¿Puede haber síntomas más claros? ¿No es la descortesía con todos los demás, la esencia misma del amor?

––De esa clase de amor que me figuro que sentía Park, sí. ¡Pobre Taehyung! Lo siento por él, pues dado su modo de ser, no olvidará tan fácilmente. Habría sido mejor que te hubiese ocurrido a ti, Jin; tú te habrías resignado más pronto. Pero, ¿crees que podremos convencerlo de que venga con nosotros a Londres? Le conviene un cambio de aires, y puede que descansar un poco de su casa le vendría mejor que ninguna otra cosa. A Seokjin le pareció estupenda esta proposición y no dudó de que su hermano la aceptaría.

––Supongo ––añadió–– que no lo detendrá el pensar que pueda encontrarse con ese joven. Vivimos en zonas de la ciudad opuestas, todas nuestras amistades son tan distintas y, como tú sabes, salimos tan poco, que es muy poco probable que eso suceda, a no ser que él venga expresamente a verlo.

––Y eso es imposible, porque ahora se halla bajo la custodia de su amigo, y el señor Min no permitiría que visitase a Taehyung en semejante parte de Londres. Querida tía, ¿qué te parece? Puede que Min haya oído hablar de un lugar como la calle Gracechurch, pero creería que ni las abluciones de todo un mes serían suficientes para limpiarle de todas sus impurezas, si es que alguna vez se dignase entrar en esa calle. Y puedes tener por seguro que Park no daría un paso sin él.

––Mucho mejor. Espero que no se vean nunca. Pero, ¿no se escribe Taehyung con el hermano? Entonces, el joven Seojoon no tendrá disculpa para no ir a visitarlo.––Romperá su amistad por completo. Pero, a pesar de que Seokjin estuviese tan seguro sobre este punto, y, lo que era aún más interesante, a pesar de que a Jimin le impidiesen ver a Taehyung, la señora Gardiner se convenció, después de examinarlo bien, de que había todavía una esperanza. Era posible, y a veces creía que hasta provechoso, que el cariño de Jimin se reanimase y luchara contra la influencia de sus amigos bajo la influencia más natural de los encantos de Taehyung. Taehyung aceptó gustoso la invitación de su tía, sin pensar en los Park, aunque esperaba que, como Seojoon no vivía en la misma casa que su hermano, podría pasar alguna mañana con este sin el peligro de encontrarse con él. Los Gardiner estuvieron en Longbourn una semana; y entre los Choe, los Jung y los oficiales, no hubo un día sin que tuviesen un compromiso. La señora Kim se había cuidado tanto de prepararlo todo para que su hermano y su cuñada lo pasaran bien, que ni una sola vez pudieron disfrutar de una comida familiar. Cuando el convite era en casa, siempre concurrían algunos oficiales entre los que Jungkook no podía faltar.

En estas ocasiones, la señora Gardiner, que sentía curiosidad por los muchos elogios que Seokjin le tributaba, los observó a los dos minuciosamente. Dándose cuenta, por lo que veía, de que no estaban seriamente enamorados; su recíproca preferencia era demasiado evidente. No se quedó muy tranquila, de modo que antes de irse de Hertfordshire decidió hablar con Seokjin del asunto advirtiéndole de su imprudencia por alentar aquella relación.

Jungkook, aparte de sus cualidades, sabía cómo agradar a la señora Gardiner. Antes de casarse, diez o doce años atrás, ella había pasado bastante tiempo en el mismo lugar de Derbyshire donde Jungkook había nacido. Poseían, por lo tanto, muchas amistades en común; y aunque Jungkook se marchó poco después del fallecimiento del padre de Yoongi, ocurrido hacía cinco años, todavía podía contarle cosas de sus antiguos amigos, más recientes que las que ella sabía. 

La señora Gardiner había estado en Pemberley y había conocido al último señor Min a la perfección. Éste era, por consiguiente, un tema de conversación inagotable. Comparaba sus recuerdos de Pemberley con la detallada descripción que Jungkook hacía, y elogiando el carácter de su último dueño, se deleitaban los dos. Al enterarse del comportamiento de Yoongi con Jungkook, la señora Gardiner creía recordar algo de la mala fama que tenía cuando era aún muchacho, lo que encajaba en este caso; por fin, confesó que se acordaba que ya entonces se hablaba del joven Min Yoongi como de un chico malo y orgulloso.

Orgullo y Prejuicio (adaptación - Sujin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora