Capítulo 55

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Pocos días después de aquella visita, Jimin volvió a Longbourn, solo. Su amigo se había ido a Londres por la mañana, pero iba a regresar dentro de diez días. Pasó con ellos una hora, y estuvo de excelente humor. La señora Kim le invitó a comer, Jimin dijo que lo sentía, pero que estaba convidado en otro sitio.

––La próxima vez que venga ––repuso la señora Kim–– espero que tengamos más suerte.

––Tendré mucho gusto ––respondió Jimin. Y añadió que, si se lo permitían,
aprovecharía cualquier oportunidad para visitarles.

––¿Puede usted venir mañana?

Jimin dijo que sí, pues no tenía ningún compromiso para el día siguiente. Llegó tan temprano que ni la señora y los jóvenes  estaban vestidos, La señora Kim corrió al cuarto de sus hijos, en bata y a medio peinar, exclamando:

––¡Taehyung, querido, date prisa y ve abajo! ¡Ha venido el señor Park! Es él, sin duda. ¡Ven, Ahn! Anda en seguida a ayudar a vestirse a el joven Taehyung. No te preocupes del peinado de el joven Seokjin.

––Bajaremos en cuanto podamos ––dijo Taehyung––, pero me parece que Yohan está más adelantado que nosotros, porque subió hace media hora.

––¡Mira con lo que sales! ¿Qué tiene que ver en esto Yohan? Tú eres el que debe
bajar en seguida. ¿Dónde está tu corsé?

Pero cuando su madre había salido, Taehyung no quiso bajar sin alguno de sus hermanos.

Por la tarde, la madre volvió a intentar que Jimin se quedara a solas con Taehyung. Después del té, el señor Kim se retiró a su biblioteca como de costumbre, y Namjoon subió a tocar el piano. Habiendo desaparecido dos de los cinco obstáculos, la señora Kim se puso a mirar y a hacer señas y guiños a Seokjin y a Yohan sin que ellos lo notaran. Yohan lo advirtió antes que Seokjin y preguntó con toda inocencia:

––¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué me haces señas? ¿Qué quieres que haga?

––Nada, niño, nada. No te hacía ninguna seña.

Siguió sentada cinco minutos más, pero era incapaz de desperdiciar una ocasión tan preciosa. Se levantó de pronto y le dijo a Yohan:

––Ven, cariño. Tengo que hablar contigo.

Y se lo llevó de la habitación. Taehyung miró al instante a Seokjin denotando su pesar por aquella salida tan premeditada y pidiéndole que no se fuera.

Pero a los pocos minutos la señora Kim abrió la puerta y le dijo a Seokjin:

––Ven, querido. Tengo que hablarte.
Seokjin no tuvo más remedio que salir.

––Dejémoslos solos, ¿entiendes? ––le dijo su madre en el vestíbulo––. Yohan y yo nos vamos arriba a mi cuarto.

Seokjin no se atrevió a discutir con su madre; pero se quedó en el vestíbulo hasta que la vio desaparecer con Yohan, y entonces volvió al salón.

Los planes de la señora Kim no se realizaron aquel día. Jimin era un modelo de gentileza, pero no el novio declarado de su hijo. Su soltura y su alegría contribuyeron en gran parte a la animación de la reunión de la noche; aguantó toda la indiscreción y las impertinencias de la madre y escuchó todas sus necias advertencias con una
paciencia y una serenidad que dejaron muy complacido a Taehyung.

Apenas necesitó que le invitaran para quedarse a cenar y, antes de que se fuera, la señora Kim le hizo una nueva invitación para que viniese a la mañana siguiente a cazar con su marido.

Después de este día, Taehyung ya no dijo que Jimin le fuese indiferente. Los dos
hermanos no hablaron una palabra acerca de él, pero Seokjin se acostó con la feliz convicción de que todo se arreglaría pronto, si Yoongi no volvía antes del tiempo indicado. Sin embargo, estaba seriamente convencido de que todo esto habría tenido igualmente lugar sin la ausencia de dicho caballero.

Orgullo y Prejuicio (adaptación - Sujin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora